domingo, 10 de agosto de 2008

El Vino



"Sí señor, sí señor...
El vino puede sacar
cosas que el hombre se calla...

Que deberían salir
cuando el hombre bebe agua.

Va buscando, pecho adentro,
por los silencios del alma
y les va poniendo voces
y los va haciendo palabras.

A veces saca una pena,
que por ser pena, es amarga
sobre su palco de fuego,
la pone a bailar descalza.

Baila y bailando se crece,
hasta que el vino se acaba
y entonces, vuelve la pena
a ser silencio del alma.

Sí, señor...
El vino puede sacar
cosas que el hombre se calla...

Cosas que queman por dentro,
cosas que pudren el alma
de los que bajan los ojos,
de los que esconden la cara.

El vino entonces, libera
la valentía encerrada
y los disfraza de machos,
como por arte de magia.

Y entonces, son bravucones,
hasta que el vino se acaba
pues del matón al cobarde,
solo media la resaca.

Sí, señor...
El vino puede sacar
cosas que el hombre se calla...

Cambia el prisma de las cosas
cuando más les hace falta
a los que llevan sus culpas
como una cruz a la espalda.

La impura se piensa pura,
como cuando era muchacha
y el astado regatea
la medida de su drama.

Y todo tiene colores
de castidad simulada,
pues siempre acaban el vino
y los dos, en la misma cama.

Sí, señor...
El vino puede sacar
cosas que el hombre se calla...

Pero... ¡qué lindo es el vino!
El que se bebe en la casa
del que está limpio por dentro
y tiene brillando el alma.

Que nunca le tiembla el pulso,
cuando pulsa una guitarra.
Que no le falta un amigo
ni noches para gastarlas.

Que cuando tiene un pecado,
siempre se nota en su cara...

Que bebe el vino por vino
y bebe el agua, por agua".