sábado, 9 de julio de 2011

Adiós maestro Cabral

Hoy es un día aciago. Mataron a Facundo Cabral, el hombre que le cantó a la paz, al amor, a la libertad y que hizo de su vida una poesía. Para mí nada mejor que rendirle un pequeño homenaje en esta recopilación de algunas de sus mejores frases y sentencias.
Hoy la tierra está triste pero el cielo está de fiesta, y tú seguramente ya estás reunido con tu madre, tu esposa y tu hija. Adiós maestro, gloria eterna a tu memoria.


“Cada mañana es una buena noticia, cada niño que nace es una buena noticia, cada hombre justo es una buena noticia, cada cantor es una buena noticia, porque cada cantor, es un soldado menos.“

“Cuando me marché de mi casa, niño aún, tenía siete años, mi madre me acompañó a la estación, y cuando subí al tren me dijo: Este es el segundo y último regalo que puedo hacerte, el primero fue darte la vida y, el segundo, la libertad para vivirla.”

“ Me gusta volver a Roma, principalmente al Trastébere. Una tarde de otoño me encontré, en el Campo di Fiori con un señor al que todos quisimos mucho. Le estaba echando migas a las palomas. En aquella época el maestro tenía 88 años. Estaba allí, con su mujer. No me pude resistir; me acerqué y le dije: ¿Es usted quién yo creo? Me contestó. ¡Yo soy el que tú quieras! Entonces le dije: ¡Es usted el maestro! A lo que me respondió, el maestro es el que te puso a ti delante de mí, y a mí delante de ti, yo sólo soy Arthur Rubistein”.

“Mi hermano fue comunista hasta que el capitalismo le dio una oportunidad. Y es comprensible: el joven que no es socialista no tiene futuro y el adulto que no es conservador es que no tiene cabeza. Mi hermano decía que el dinero no hace la felicidad, pero la pobreza menos, así que decidió pasar esta desdicha que es la vida, con comodidad”.

“Me contaba mi abuela en torno al día que murió Carlos Gardel. Esto ocurría en el año 1935. La noticia fue difundida por la radio. Se hicieron eco todos los barcos extranjeros anclados en el puerto de Buenos Aires. Se pusieron a sonar todas las sirenas al mismo tiempo, alguien dijo que en señal de duelo. ¿Qué sentiste ante la muerte de Gardel, abuela? A lo que ella me contestó: “Caramba, ahora sí que somos pobres de verdad”.

“Mi madre, poco antes de morir me dijo: “ Muero contenta porque cada vez te pareces más a lo que cantas”.

“Juan Francisco, mi ahijado, dice, a sus dos años de edad, que soy artista porque canto, y que canto para poder comprarle chocolates, que es lo más razonable que escuché sobre mi oficio”.

“Al verme asombrado por su presencia en mi concierto, Ray Bradbury me dijo: “Me asombra que se asombre de encontrar un Bradbury viniendo de un país que tiene un Borges que es asombroso”.

“Escapa de los que compran lo que no necesitan, con dinero que no tienen, para agradar a gente que no vale la pena”.

“Si los malos supieran lo buen negocio que es ser bueno, serían buenos, aunque solo fuera por negocio”.

“El bien es mayoría, pero no se nota porque es silencioso. Una bomba hace mucho más ruido que una caricia, pero por cada bomba que destruye, existen millones de caricias que construyen la vida”.

“A la señora Indira Gandhi le encantaba desayunar conmigo, me invitaba muchas veces para que le contara historias de Eva Duarte, a la que admiraba de forma profunda, tanto como yo la admiré. Cuando ya le conté todo cuanto supe de Evita, comencé a inventarme bellas historias de ella, pensando que la señora Indira no se iba a dar cuenta. Un día, la señora Indira me dijo: “Facundo, te espero mañana para desayunar, espero me sigas contando historias de Evita…, aunque sean inventadas”.

Sobre Borges:
“Cuando le pregunté a Borges porqué no había libros suyos en su biblioteca, me dijo: porque sigo teniendo el hábito de la buena lectura”.
“Cuando le pregunte qué le había parecido Arreola, que acababa de visitarlo, me dijo: es un verdadero caballero, me dejó dos o tres silencios”.
“Cuando le pregunté por Cien años de soledad, que le habían leído, me dijo: los primeros cincuenta años son memorables…”

”Usted bebe mucho, le dijo el médico a mi abuelo que tenía el mal de Parkinson. Y mi abuelo le dijo: “no crea, se me cae bastante”.

”Lo mejor de uno son los otros. Esa gente que le puso alas a mi vida, imagen, que me transformó en esto que soy; un hombre rico, inmensamente rico, en la condición que sea y donde fuere”.

”Siempre, con lo que tengas, se puede, se debe empezar de nuevo. Tenemos el deber de ser felices”.

Fuente: http://www.lapatilla.com/site/2011/07/09/las-mejores-anecdotas-y-pensamientos-de-facundo-cabral/