sábado, 24 de noviembre de 2007

CONCIERTO DE SERRAT Y SABINA EN LIMA: DOS PÁJAROS DE UN TIRO


Serrat me levantó la valla

Concierto: “Dos pájaros de un tiro”
Serrat y Sabina en Lima
Miércoles, 21 de noviembre de 2007

Con toda la emoción a cuestas, llegó por fin el gran día del concierto tan largamente esperado desde que en enero me enteré de que Lima figuraba en la gira, y saqué la entrada que tenía bien guardada en la Biblia hace más de dos meses. Algunos lo llamarán herejía. Yo, simplemente, lo llamo “seguridad”.

Mi hija me esperaba ya en el Jockey Club, sentada y expectante, porque si bien a ella le encanta Sabina, a Serrat nunca lo había visto, salvo en videos que la madre le ha mostrado hasta el cansancio y por algunas canciones que ella ha hecho suyas como la “Princesa” del Nano. Para lograr que le compre una entrada me manipuló muy fácilmente con un: “Mamá, yo sé que quieres que conozca más a Serrat, ¿verdad? Entonces… ¡Llévame a ver a Sabina!



Y bueno pues, Serrat ya estaba en Lima, después de tres años de esperarlo cual Penélope, luego de que el año pasado me dejara “con los ojos llenitos de ayer... sentada en la estación” ya que al final de cuentas, eliminó Lima de su gira "Serrat 100%", esencial para todo aquel que se precie de ser serratiano. Por aquel entonces mi bronca fue total e inicié los trámites de “divorcio” de mi fidelidad al Nano, que obviamente no llegaron a término, por razones que no hace falta explicar. El miércoles fue mi gran día, y vaya que me lo merecía con creces.


El castellano es muy rico pero he demorado horas en plasmar todo esto porque aunque no lo crean, me faltaban expresiones y demás yerbas lingüísticas para transmitir el sentimiento. Si me dicen: Marisol, ¡qué exagerada!, yo contestaré que cuando el amor es puro -como diría Felipe Pinglo- siempre me seguirán faltando palabras cuando tenga que hablar sobre el Nano.

No me he perdido un solo concierto de Serrat en Lima desde el año 1971, y a pesar de mis precoces 10 años, lo mío fue amor a primera vista. En aquel entonces lo vi guapísimo, sonriente y distante, con una camisa blanca y jeans, cantando, entre otras, “Poco antes de que den las 10”, “Mediterráneo” y “Las moscas” de Machado. Él fue mi primer amor platónico. Por tanto, es justo y necesario que explique el porqué del título de esta crónica.

Serrat me levantó la valla de la expectativa, porque dejó de ser ese Serrat poético, clásico y distante al que ya me tenía acostumbrada. En esta ocasión fue “sabinizado” por Joaquinito, y lo digo con alegría porque para mi gusto, ésta ha sido una feliz metamorfosis. Y es que en su nueva faceta, Serrat no fue el mismo que yo esperé. ¡La maravilla! Me encantó su cambio de personalidad. Por una vez lo he visto más humano, más tangible, más real.



En cuanto a Sabina, ya se sabe que es “caserito” en Lima. Se pasea como Pedro por su casa entre nosotros, conoce a todo el mundo y se deja conocer con la mayor sencillez y un carisma indiscutible. Además, Jimena es su ‘Rosa de Lima’ que lo ha “alimeñado” con muy buena escuela y es fantástico verlo mimetizarse tan fácilmente con nuestros dichos y que sea uno más entre la gente.



Muchos peruanos no solo cantamos las letras de Sabina, sino también aceptamos de buen grado sus ironías, su sarcasmo, su claridad expresiva. Y cuando hace el intento de explicar cómo es la idiosincrasia limeña, reímos, porque pareciera que nos saca en cara esa endógena y permanente actitud conservadora que no tenemos la menor intención de cambiar. Y ojo que no estoy hablando de política.



Ahora, luego de los "previos", voy al grano: los detalles del concierto en Lima.

Vuelvo con este nuevo Serrat, de impresionante plasticidad, que bromeaba con nosotros mientras Sabina reía cuando le decía: “Ta', qué misio” (popular jerga juvenil limeña que alude, en tono quejoso, a una escasez fulminante de algo) La traducción en este caso era: “qué pobre tu chiste”. Fue desopilante escuchar al Nano repitiendo la palabrita de marras: “misio”, aunque en ocasiones no viniera al caso. Anda, hombre, “que ni tú eres Bryce, ni yo, Chabuca” acota el flaco, riendo.



Jamás imaginé que oiría a Serrat diciendo que lo mejor que tiene el Perú son “las mujeres limeñas”. Ni en el más hermoso de mis sueños hubiera pensado que, como si nos conociera realmente, él formaría parte de un contrapunto local de décimas y versos con Sabina, y muchísimo menos, que lo escucharía gritar nuestro peruanísimo: “Y que viva el Perú, Carajo”.

Me atrevo a decir que la impresión no solo fue mía sino de toda mi generación, al oír estas palabras en la boca del nuevo Serrat.

Me di cuenta de que cada concierto es personalizado, ya que en éste, los pájaros se encargaron de tocar las fibras más sensibles de nuestras querencias, en versos solo comprensibles por los peruanos, por su connotación.

¿Será Sabina el que le sopló en el examen? Por lo menos yo no quiero saberlo, así que muchas gracias, pero no es necesario que me “desduden” y me quiten la ilusión.


En cuanto a la parte técnica y a la puesta en escena, creo que éste ha sido el concierto más elaborado, cuidado, espectacular y costoso que el Nano nos ha ofrecido. Siempre había sido austero, al menos esa era mi opinión porque para bien o para mal, siempre me fijo en el mínimo detalle hasta el hartazgo. De Sabina nada sorprende ya que siempre nos lo ha dado todo. Una sentencia clarísima del Nano al respecto fue: “Me alegra mucho que quieran y aplaudan tanto al muchacho… él se lleva los aplausos y yo, el dinero”.

Y sí, pues. Valieron, uno a uno, todos los soles pagados por verlo y más aún, si el resultado que me concierne fue que mi hija me diga: “Oye mami, qué ‘churro’ era Serrat y canta igualito que en tus discos” y luego, que a la salida acote: “me sorprende que haya logrado romper la brecha generacional de quienes vinimos con Sabina en la mente y salimos con Serrat en el corazón” (sic). Así se expresa mi casi abogada cuando quiere ser solemne, de modo tal que comprendan a la madre. Y un babero, por favor. Denisse es una maniática de la música. En eso la nena salió a mí. Detesta la voz natural de los artistas en vivo, cuando no corresponden a la voz perfecta de estudio. Bendita música y bendita manía, digo yo. Con este concierto creo que he cumplido la única misión musical que me faltaba: que a mi hija le guste Serrat.


Y ahora, las canciones.

El espectáculo comenzó con la "alarmante" noticia proyectada en un par de pantallas gigantes de altísima resolución, de un periodista y un reportero, ambos españoles, que nos informaban, muy serios y preocupados, que estaban buscando a los pájaros pues habían desaparecido y se estaba haciendo todo lo posible por encontrarlos. Fue la primera parte divertida de este espectáculo de locura, y casi de inmediato, empezó el concierto.



Salen ellos cantando un rock “…ocupen su localidad y presten todos atención, a punto está de comenzar la función” mezclado con “Hoy puede ser un gran día” que calentó la noche de un público serratiano ‘clásico’ -por fin encontré un buen eufemismo para ocultar las canas, ¿verdad?- entremezclado con ese público joven, tan acostumbrado a la buena onda y a las letras de Joaquinito.

Y así, entre gerundios y adverbios, Serrat cantando las letras de Sabina, y el flaco, las de Serrat, transcurrió una noche mágica, francamente sensacional y definitivamente, memorable. Ambos hicieron una comunión perfecta, diría yo.


Las canciones van en desorden y no les explicaré quién cantó qué cosa y porque además, seguro que me olvido de alguna.

Princesa (la de Sabina); Y sin embargo; El tren de la primavera; Algo personal; Quién me ha robado el mes de abril; Rosa de Lima (que en esta oportunidad, Joaquín no se la dedicó a su Jimena sino a la joven y querida periodista Jimena Pinilla, quien amaba sus canciones y falleciera hace tres años, a los 36); Tu nombre me sabe a Yerba; Penélope; Pueblo Blanco; Esos locos bajitos; Aquellas pequeñas cosas, en una fusión genial con la rumba flamenca del Muerto Vivo (de Peret) y baile incluido. Sabina tocó el bombo y Serrat, los platillos, otra ocurrencia más de este par de locos. Sigue Mediterráneo; No hago otra cosa que pensar en ti; Para vivir; 19 días y 500 noches; Noche de bodas; Y nos dieron las 10; Por el boulevard de los sueños rotos; Contigo; Señora; Que se llama soledad; Lucía; Aves de paso; Ruido. Mención aparte merece La del pirata cojo, para la cual se disfrazaron de filibusteros, y por supuesto, ya casi para concluir, Fiesta, antes de los infaltables “bises”, terminaron la función con el mismo rock con el que empezaron.


¡Vaya! Con lo difícil que es graduarse en Felicidad…
Esta vez el Nano me dio todas las respuestas.

Marisol
Lima, Perú
Noviembre de 2007

martes, 11 de setiembre de 2007

Crónica sobre Arequipa, la "Ciudad Blanca" del Perú

Arequipa, la Ciudad Blanca del Perú


El lunes 27 de agosto pasado viajé a Arequipa para dictar un curso en el Hotel Sonesta Posada del Inca. Sin embargo, este no es un recuento del curso donde conocí a 24 lindas participantes, a cual más cariñosa y agradable, sino pretende ser una crónica sobre este departamento del Perú.

Como era mi primera vez en esta ciudad, no podía perder la oportunidad de conocerla y a pesar de mi escaso tiempo, tuve la estupenda idea de tomar un buen city-tour gracias al cual hoy puedo ofrecerles algunas luces sobre esta hermosa ciudad peruana, donde nació mi hermana Elsi.

El departamento de Arequipa queda a mil kilómetros al sur de Lima, después de Ica. Tiene ocho provincias, tres de ellas bañadas por el Océano Pacífico: Caravelí, Camaná e Islay. Las otras cinco provincias, La Unión, Condesuyos, Castilla, Caylloma y Arequipa-capital están situadas en la Sierra peruana, rodeadas por la Cordillera de los Andes. Es la segunda ciudad más importante del Perú y tiene, aproximadamente, un millón de habitantes. El clima es de lo más agradable la mayor parte del año, cálido y seco, con mucho sol y un envidiable cielo azul. La época de lluvia es de enero a marzo. En la noche baja la temperatura pero cuando te abrigas bien es suficiente, al menos para mí. Arequipa-capital queda a 2230 metros sobre el nivel del mar. Sin embargo, la altura no se siente, por lo menos yo no la sentí en ningún momento. No necesité mate de coca ni pastillas contra el soroche (mal de altura) aun cuando iba con un botiquín bien provisto de todos los medicamentos que pudieran ser necesarios, para evitarlo.

El vuelo de Lima a Arequipa dura una hora y media. Llegué cansada, a las seis de la mañana y dispuesta a dormir. Mi curso empezaba a las tres de la tarde hasta las nueve de la noche y no podía darme el lujo de sentirme mal ni por un momento, así que dormí apenas llegué al hotel, tan solo a quince minutos de haber salido del pequeño aeropuerto arequipeño, lo que es una verdadera maravilla en tiempos como los que vivimos, donde todos te apuran, te revisan hasta el pelo y finalmente, el estrés te rebasa cuando no has empezado la primera jornada. No hay forma de que esto les ocurra allí.

La famosa "Ciudad Blanca" es llamada así por sus construcciones en sillar blanco, piedra noble que da una bella imagen a toda la ciudad. Traía conmigo algunos prejuicios por el supuesto carácter vanidoso y displicente de los arequipeños. Nada más lejano de la realidad. Es común que en Lima comentemos que ellos quieren 'seriamente' que los demás peruanos saquemos pasaporte para entrar a su ciudad. Esas son bromas que también forman parte de este relato.


Una de las calles de Arequipa


Lo que ocurre es que los arequipeños están muy orgullosos de su ciudad, que ha sido declarada por la UNESCO como Patrimonio Cultural de la Humanidad. La cuidan con esmero, se preocupan de mantenerla impecable y ordenada. Las construcciones mantienen las líneas arquitectónicas de la época colonial. Tienen un nacionalismo bien entendido, y con razón, además. La mayoría de lugares son muy seguros, así como los taxis que, además, son muy baratos. No existe el tráfico tremendo de Lima y todas las calles tienen semáforos que los conductores acatan, como debe ser. Además de ello, cada taxista es un excelente guía turístico y con el mayor desinterés les informará sobre los sitios lindos que deben visitar y sus platos típicos como el chupe de camarones, el rocoto relleno, el adobo y demás manjares deliciosos que forman parte de la exquisita comida arequipeña. No pude probar casi nada por obvias razones de trabajo, salvo los famosos camarones que son mi debilidad. ¡Qué maravilla!

No encontré ni una sola persona que no me sonría o salude. Los arequipeños son amables y saben hacer marketing con su temperamento. Son muy ingeniosos con ese supuesto 'nacionalismo' del que hacen gala y siempre están alegres. Claro que si eres de algún lugar del Perú, de todos modos te preguntarán si ya te sellaron el pasaporte, de una manera divertida y para nada ofensiva; es una de sus costumbres. En el aeropuerto venden souvenirs que son pasaportes arequipeños y billetes de "100 characatos de oro", lo que es muy gracioso, como pueden ver.



Un simpatiquísimo y risueño taxista me contó la historia del policía de tránsito, Eloy Vera, quien fue nombrado "el Policía Amigo del Año" nombramiento del Alcalde de Arequipa que contó con la votación unánime de los arequipeños de la capital. Resulta que Eloy Vera es un señor muy amable que siempre saluda a todos los transeúntes que pasan a su lado; ayuda a las personas mayores y a los niños a cruzar las calles, si alguien comete por primera vez alguna infracción no le pone multa pero en cambio le dará una lección paternal de urbanidad y buenas costumbres. Sin embargo, si el cristiano vuelve a reincidir, le pondrá la multa con toda seguridad porque él recuerda con precisión las caras y los nombres de toda su gente. Este señor es todo un personaje y los arequipeños citadinos lo estiman mucho. El taxista se tomó el trabajo de dar la vuelta a la Plaza de Armas para enseñarme quién era ese señor tan famoso al que todos quieren.



Clásicos solares arequipeños


Y bueno pues, como les decía, tomé el city-tour en el "Bus Tour" que se ubica en la puerta del Hotel Sonesta de la Plaza de Armas. Subí al segundo piso, al aire libre, para no perderme ningún detalle. Fue una excelente manera de utilizar el tiempo que me quedaba antes de las tres de la tarde, hora de inicio del curso. Es un periplo de cuatro horas que pasó volando.


A los arequipeños les dicen "characatos". No llegué a comprender bien a la guía cuando nos explicó por qué razón les dicen así. Lo que sí puedo decirles es que la palabra "Arequipa" proviene de vocablos quechuas: 'ari' y 'qui pay' que significa: "Sí, aquí quedaos". La leyenda cuenta que el cuarto Inca Mayta Cápac viajaba con su séquito y de pronto se vio atraído por esta linda ciudad y cuando sus militares le preguntaron si podían permanecer ahí, el Inca respondió: "ari qui pay".


En el Bus-Tour, lista para partir


Arequipa está rodeada de volcanes que -felizmente- no están en actividad: el Misti (el caballero), el Chachani (el más querido), el Picchu Picchu (el superior) y el volcán nevado de Ampato, donde fue descubierta la "momia Juanita". Este último se ve muy a lo lejos, al lado izquierdo del Chachani. Desde los Miradores del Carmen, Yanahuara y Sachaca se puede apreciar la maravillosa vista hasta en 360° de toda la ciudad, con sus andenes verdes y floridos y sus parcelas cultivadas.


Vista del Volcán Misti, desde Sabandía


Vista desde el Mirador del Carmen

Arequipa tiene muchas iglesias, a cual más linda y cuidada, gracias a los buenos oficios del Arzobispo y Benefactor de la ciudad, José Sebastián Goyeneche y Barreda (Arequipa, 1784-1872). Su legado se aprecia hasta ahora. Los lugares turísticos más importantes de la ciudad son la Catedral, las iglesias de la Compañía, de la Recoleta, de Yanahuara, del Carmen, el Monasterio de Santa Catalina, el Molino de Sabandía, Paucarpata ("andén florido" en quechua), la Mansión Goyeneche, la Mansión del Fundador Garcí Manuel de Carbajal (algunos escriben Carvajal, con "v"), teniente español nacido en Extremadura, Placencia, quien fundó la ciudad de Arequipa el 15 de agosto de 1540. Allí vivió hasta su destitución por Carlos V, el Rey de España de aquella época.

Iglesia de la Compañía, en la Plaza de Armas

Lienzo del Arzobispo Goyeneche (Mansión del Fundador)

Portales del Mirador de Yanahuara

Los portales que rodean la Plaza de Armas son construcciones nobles en sillar blanco y rosa. La pileta central de tres platos también es llamada "Tuturutu", pues con ese sonido el Obispo Juan Cavero de Toledo estrenó su obsequio, el 20 de octubre de 1735. Otra visita obligada es la del cañón del Colca con el clásico vuelo matinal del cóndor.

En fin, existen muchos otros lugares que aún no he visitado, y por ello me quedé con las ganas de volver para terminar de conocer la ciudad y su famosa comida que en esta oportunidad no pude probar como hubiera deseado por lo corto del viaje y el motivo no turístico que me llevó a Arequipa.

Si esta crónica l@s llevó de paseo imaginario por uno de los lugares más bonitos del Perú, puedo sentirme satisfecha.

Vista de La Catedral, al atardecer


Sol O'Connor
Lima, 29 de agosto de 2007

domingo, 25 de febrero de 2007

Silvio a la Carta


Este jueves pasado, Lima se vistió de trova y volvió a vibrar con la música de Silvio Rodríguez, cantautor cubano, sencillo, de pocas palabras, que se presentó ante más de cinco mil almas peruanas, argentinas, ecuatorianas, chilenas, venezolanas y cubanas que se sumaron a la fiesta limeña, pues habían viajado especialmente para escucharlo.

Silvio empezó su concierto con un saludo simple y cálido: “Gracias, regresé a Perú para corresponderles su afecto”. Entiendo que se refería a “Silvio a la Carta”, corriente conformada por un grupo de trovadores jóvenes limeños que cantan su música en las noches de Barranco y Miraflores desde hace algunos años.

Silvio trasmite timidez, no hace gala de mayores pretensiones, con el fondo austero de un escenario negro, sin ninguna ostentación, vestido con una camisa azul de jean y luego, con una camiseta negra, realizó la magia de encandilar a un público que después de veintiún años, lo pedía todo de él, todo y mucho más... Y él se dio por entero, en un local lleno de gente de todos los colores y sabores, que coreaban sus letras. Este cantautor logró un milagro de hermandad que siempre debería existir entre nosotros.

Silvio nos ofreció ayer El escaramujo, Te doy una canción, Son desangrado, Punto, Érase que se era, Ángel para un final, La era está pariendo un corazón, La maza, Playa Girón, Sinuhé, Papalote, Ojalá, Óleo de una mujer con sombrero, entre otras tantas que cantó. Al final, seis bises no se hicieron esperar, sí, como lo leen, seis bises porque el hombre no podía irse, y es que era simple: no queríamos dejarlo ir. No vaya a ser que pasen otros veintiún años y ya sea demasiado tarde, para nosotros o para él. Noche memorable para todas las edades que disfrutamos con un Silvio, verdaderamente “a la carta”.

Hoy, Silvio Rodríguez será distinguido como Doctor Honoris Causa de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, en la casona del Parque Universitario de Lima.

A modo de anécdota les cuento cuándo fue la primera vez que escuché una canción de Silvio. Yo tendría trece años y Paco, el hermano mayor de mi amiga-hermana-hija Jacinta, puso en el tornamesa de la sala de música de su casa aquel disquito de vinilo de 45 r.p.m. Fueron dos canciones: "Te doy una canción" y “Madre”. Suficiente. En aquel momento se consagró el tácito pacto de honor entre su música y mi fidelidad.

Pasó el tiempo y ya con 23 años, una hija recién nacida y todas las ganas de escucharlo en vivo y en directo, pude asistir por primera vez a un concierto de él, en el campus de la Universidad Católica. Silvio no me defraudó ni por un momento. Era el mismo que yo esperaba, y digo esto porque no sé si a alguien le ocurre lo que a veces, a mí, que prefiero escuchar en casa la música que me gusta, pues así puedo apreciar mejor los arreglos de estudio, las voces y los instrumentos, uno a uno, pues hay algunos artistas cuyas voces en vivo difieren mucho de lo que uno escucha en el disco y eso puede significar una gran decepción.

Pienso que Paco, desde el cielo, debe haber estado presente en el concierto, coreando con nosotros las canciones de Silvio, tocando el piano o la guitarra, como lo hacía siempre.

Como corolario puedo contar que hoy tengo la suerte de compartir mi gusto por la trova de Silvio con mi hija Denisse, quien tiene ya 22 años y vivió conmigo esos momentos que toda madre afortunada podría desear.

Lima, 22 de febrero de 2007

martes, 7 de febrero de 2006

Crónica de mi viaje a Cuba

Aeropuerto de La Habana

Enero de 2006.

Por fin conocí Cuba, Matanzas, Varadero y La Habana Vieja y La Habana Nueva y pude darme la oportunidad invalorable de volverme reportera de investigación por ocho días, contra la voluntad de mi esposo, quien hizo lo posible -o mejor dicho, lo imposible- para que me calle y no pregunte nada.

Pero como yo nací rebelde, no le hice caso y con esa tendencia socio antropológica que se apodera de mí cada vez que visito algún lugar nuevo, pude conversar hasta la saciedad con la gente, escuchar diversas respuestas a lo mucho que tenía que preguntar, pude ver cómo viven y lo poco que tienen, así que, aunque ustedes no lo crean, no me resultará nada fácil explicarlo en pocas palabras y por ello he escrito casi un testamento. 'Disculpe el señor', como diría el maestro Serrat.

Primero les hablaré un poco de la parte turística entremezclada con la realidad cubana, porque van de la mano. Finalmente y como corolario, les contaré una anécdota.

Durante todo el trayecto desde el aeropuerto hacia Matanzas, una de las provincias donde queda la playa de Varadero, verán paisajes verdes y naturaleza hermosísima, con playas de mar azul y verde, a izquierda y derecha, rompientes de mar, palmeras y manglares más verdes aún. Maravilloso. Una buena carretera con poca señalización y mucha publicidad revolucionaria. De la otra, nada.

En la tercera parte del camino tienen que hacer un alto en el "Mirador del Puente Bacunayahua" para tomar la piña colada más deliciosa que jamás probarán. El señor que los atienda les dará un buen vaso de piña colada y, por separado, una botella del ron blanco, Havana Club, el mejor ron cubano, dicho por ellos, para que ustedes agreguen el licor a su gusto y antojo. Eso sí, preparen sus bolsillos porque es la piña colada más cara que probarán. Para los turistas todo es así.

En este mirador impresionante podrán apreciar una especie de precipicio con una "catarata" verde de manglares a cada lado del río que está atravesado por dicho puente y hasta se podrán marear con sólo acercarse a mirar hacia abajo, por la profundidad de su sima.

Esta época del año es invierno para ellos, y generalmente llega a sólo 29° ó 30°C al medio día y en la noche puede bajar hasta 21°. Si les toca mal tiempo lloverá y habrá un viento muy fuerte como, felizmente, nos tocó solo el primer día en Varadero. Oscurece a las 7 de la noche y amanece recién a las 8:30 de la mañana. Antes de esa hora, todo está oscuro. Los días se hacen muy cortos.

Para salir de Varadero y conocer la ciudad de La Habana les recomiendo que lleven su licencia de conducir y alquilen un auto. No tomen un tour, por dos motivos:

Primero, porque sale carísimo, casi 100 dólares por persona; nosotros éramos cinco así que se imaginarán que pagar 500 dólares por el tour era demasiado para un solo día versus los 170 dólares que nos costó un Peugeot 206 del año, con todo incluido, hasta la gasolina.

Segundo: durante todo el tour recibirían una apología constante sobre la revolución y creo que eso podría llegar a ser realmente cansador para un viaje turístico de familia donde la única 'reportera de investigación' era yo, pues los demás estaban de vacaciones.

¿Adivinen cuánto cuesta un mapa para llegar a La Habana, uno de esos planos doblados que siempre te regalan por montones en el lobby de cualquier hotel del mundo? ¡10 dólares! Sí. Es lógico que todo turista necesita un mapa para no perderse y, lógicamente, si quieres conocer lo más que puedas en tu recorrido, ni modo, tienes que comprar uno. Por ello, les aconsejo que vayan a Cuba con su mapa bajo el brazo, desde su país de origen.

Son dos horas y media de viaje desde Varadero a La Habana pero llegarán sin problemas pues toda la gente que hace auto-stop (en Lima les decimos: "que tira dedo") les brindará muy amablemente la información que necesiten.

Hay muy pocos carros que circulan, la mayoría del 1950, pintados de colores extravagantes y algunos camiones ensamblados (les dicen "camellos", si mal no recuerdo) para llevar a la gente trepada a como dé lugar, ansiosa de llegar a su destino. También hay muy pocos buses ("guaguas") y, por supuesto, van repletos. Muchas personas esperan durante horas en los paraderos de la carretera, para llegar a sabe Dios dónde. Se darán cuenta de que en el camino hay tanquetas, bicicletas y jeeps verdes con sus militares verdes, revisando y mirándolo todo.

Los únicos carros nuevos son, en su mayoría, de marcas Peugeot, Mercedes y Audi, que los hoteles alquilan a los turistas para sus paseos por La Habana.

En el camino encontrarán hombres viejos fumando habanos, sentados en el umbral de sus casas, mirando al infinito, como si fueran parte de una novela de García Márquez, al estilo de "El coronel no tiene quién le escriba". Un chofer nos confó en confidencia que son cubanos informantes a quienes el gobierno les paga para que 'ayuden' a que no haya disidentes. Los verán en las pocas paradas que existen entre la carretera desde el aeropuerto al hotel y luego, hasta la misma ciudad de La Habana. Según mis investigaciones, ningún chofer puede hablar de más, y mucho menos, mal de su gobierno porque iría preso indefectiblemente, hasta por 20 años.

Cuando lleguen a la ciudad de La Habana tienen varios puntos obligados para visitar: el Gran Parque Histórico Militar "Morro-Cabañas" donde pueden observar la ciudad desde su mirador; el Museo de la Revolución que antes fuera el Palacio Presidencial; el Capitolio; un típico restaurante-bar: "El Floridita"; La Plaza de la Revolución donde verán un hermoso monumento del héroe nacional José Martí; al lado izquierdo verán el gran edificio donde trabaja Raúl Castro; detrás está el Consejo de Gobierno donde trabaja Fidel y hacia adelante verán el imponente Ministerio de Defensa, con una gran bandera cubana y el rostro del Che, forjado al parecer, en hierro negro y su famosa frase: "Hasta la victoria, siempre".


Si tienen tiempo, aprovechen para dar una vuelta en alguna de las carretas jaladas por caballos, alrededor de la Plaza de la Revolución. Recuerden que no hay tráfico así que la posibilidad de algún accidente es casi nula.

No dejen de visitar la Necrópolis de Cristóbal Colón ni el Hotel Nacional de Cuba con su Malecón Habanero, donde tendrán una vista hermosa panorámica de la isla y verán una imponente rompiente.

La famosa Plaza de la Catedral es muy pintoresca y alegre. Visiten la Catedral antes de las cinco de la tarde porque cierran sus puertas puntualmente, así como la Iglesia de San Francisco de Asís.

Si cruzan de frente desde la Plaza de la Catedral y entran al Hotel "Ambos Mundos" escucharán a un señor que toca el piano maravillosamente en medio de un patio muy lindo de estilo sevillano donde están las mesas del comedor.

Al lado derecho de la Catedral encontrarán una callecita medio inclinada que tiene otro restaurante-bar típico: "La bodeguita del medio".

Dense un paseo por el mercadillo de artesanías, hay algunas cosas muy lindas y a muy buen precio. Sobre todo, fíjense en los tallados estilizados de una sola pieza de ébano que son realmente hermosos y te los envuelven muy bien para que no se rompan cuando vayan en la maleta, cuando emprendan el regreso a casa y si compras dos, te regalan un tercero.

Eso sí, nadie les podrá aceptar ninguna moneda que no sea el peso CUC, sobre el que les hablaré más adelante, por lo tanto, obligadamente, tienen que llevar ese tipo de peso turístico para todo consumo que deseen realizar.

Ahora, para que mi crónica sea lo más fidedigna posible, dejo la parte turística para contarles lo que me explicaron los mismos cubanos sobre cómo funciona el sistema de la salud gratuita en los hospitales, la educación pública, los ingresos reales del cubano promedio, de qué se trata y qué entienden ellos por el bloqueo de EEUU y el autobloqueo que Fidel ha infligido a su propio pueblo al poner el peso cubano por encima del dólar americano, además de prohibir su circulación por todo el país, ¡incluyendo el duty-free! Eso me parece una locura porque es toda una complicación tener que hacer una cola tremenda para cambiar tres dólares porque de lo contrario no puedes tomar ni siquiera una Coca Cola verdadera (eso cuesta allá) y hace que los turistas salgan muy fastidiados de Cuba.

Igual que yo.

Así es. Y les diré mis motivos.

Cuando salí de Cuba me prometí no regresar hasta que caiga el comunismo porque es tal el choque emocional que sentí al ver la realidad cubana que no deseo volver a sentirme mal después de unas vacaciones familiares que debieron ser lindas y relajantes, tras visitar este país tan hermoso, con el único afán de conocer su cultura y, de paso, gozar de un resort paradisíaco en Varadero. Si existe el paraíso, para mí está en Centroamérica y una de sus sucursales queda en Cuba.

Bueno pues, me he sentido ridículamente culpable de ser turista en un país que más que hambre, tiene tristeza y desesperanza, gente que tiene que mendigar en todo momento y, en ocasiones, hasta robar para dar de comer a su familia porque las asignaciones gubernamentales no le alcanzan a nadie. La delincuencia es poca, pero existe y todos te advierten de ella. Hay que estar preparados, sobre todo en las callecitas estrechas y perdidas de La Habana Vieja.

No quisiera que nadie me malinteprete ni tampoco estoy diciendo que en Cuba existe más pobreza que en Latinoamérica. Eso no es así. Sin embargo, sólo trato de explicar que en este país no hay extremos: todos son pobres, viven con lo mínimo y peor aún, sin ninguna esperanza de surgir o poder ver una luz más allá de lo evidente. Todo ello, gracias a la revolución de Fidel.

A la nula reacción de los cubanos cuando ven esa vida turística a la que ellos no tienen cómo acceder porque carecen de defensas económicas e ideológicas por su falta de libertad, sin medios de comunicación a la mano para conocer qué ocurre en el exterior (olvídense de internet, por favor, eso es para algunos privilegiados y turistas) y sin armas para reaccionar, únicamente se me ocurre una explicación: sufren del "síndrome de la desesperanza aprendida" sobre el que tanto hablan los psicólogos y psiquiatras. Pondré un ejemplo, a modo de diálogo, a ver si me explico:
-¿Y cómo estás?
-Bien.
Aunque se estén muriendo de a pocos, sin saber por qué.

Ahora, so riesgo de aburrir a los lectores, paso a la parte económica.

Antes, Cuba cambiaba 24 pesos por cada dólar americano, pero Fidel se dio cuenta de que eso hacía que mucha gente con familia en el extranjero o quienes trabajaban con turistas (por las propinas) tuvieran un mejor pasar económico respecto a la canasta familiar básica de los demás. Por ello, decidió y declaró recientemente: "El dólar está hoy a nuestra merced" (sic). Yo misma lo escuché y también lo vi en el canal de CubaVisión. Repetían, día a día, este discurso de casi dos horas. No miento ni exagero nada. El Diario Granma es una permanente apología a Fidel y su revolución y a la perversidad del maligno Bush y compañía.

Con esta medida, Fidel ha logrado que quienes antes recibían dólares de sus familias en el extranjero y tenían un mejor vivir estén hoy prohibidos de utilizarlos y tengan que cambiarlos obligadamente a 80 centavos de peso CUC (Cambio Único Convertible) por cada dólar americano. Esta disposición ha mermado en gran medida la precaria economía de quienes percibían dólares americanos. Por ende, ya no tienen ninguna capacidad de ahorro, por mínima que ésta haya sido en las buenas épocas.

Existen dos tipos de moneda en pesos cubanos: el peso CUC y aquél con el que los cubanos reciben sus salarios, al que no pueden acceder los turistas. Eso hace que el gobierno lo controle todo.

El cubano que más gana es quien recibe 13 pesos CUC, que equivalen a 10 dólares americanos mensuales. Lógicamente no les alcanza para nada, ni para invitar una cerveza a la enamorada, tal como me contaba un encantador animador del hotel que se recurseaba vendiendo CDs con compilaciones de música cubana. El mercado negro lo es todo para ellos, lo que no es nada aconsejable para un turista porque si la casa de cambio te paga 80 centavos de pesos CUC por dólar, ellos sólo te pagan 60 centavos ya que se aprovechan de tu necesidad y de tu apuro por conseguir pesos para cualquier cosa, sobre todo si son más de las siete de la noche y la casa de cambio ya cerró, pues nadie te puede aceptar un solo dólar americano ni otra moneda que no sea la suya. Está absolutamente prohibido.

Ahora les contaré algo sobre los paradigmas cubanos.

¿La salud es gratuita? Sí. La gente hace su cola, saca el ticket y el médico los atenderá, cuando les toque el turno. Sólo les dan las medicinas básicas, las otras las deben comprar con su máximo sueldo de 13 pesos cubanos. Si tienen alguna enfermedad más grave, el gobierno verá de curarlos si es que el tratamiento resulta muy costoso, como el cáncer, por ejemplo, aun cuando quizá sea demasiado tarde.

Como la salud es gratuita, los cubanos me comentaban que les indigna que los extranjeros vayan a curarse a Cuba porque les sale más barato. Sobre todo, se molestan mucho con los europeos porque el euro está mejor cotizado y no está bloqueado como el dólar, aun cuando tengan que cambiarlo obligadamente a pesos CUC (1.10 pesos por euro), y sienten que les están quitando la atención médica que ellos merecen, porque ningún extranjero necesita hacer cola para nada. Los extranjeros tienen prioridad sobre los cubanos.

¿La educación pública es gratuita? Sí. Igual que en cualquier país de Latinoamérica, con la excepción de que en Latinoamérica, Europa o EEUU podemos escoger si deseamos poner a nuestros hijos en colegios privados. En Cuba la educación es obligatoria, eso sí es bueno, buenísimo. 97.5% de alfabetización en la población es un índice digno de elogio.

¿Los cubanos pueden acceder a viviendas? Sí, aunque no sean suyas. Todos tienen acceso a una vivienda, aun cuando sinceramente no sé si serán dignos esos complejos habitacionales que he visto, donde no ha pasado una mano de pintura en varios años, por decirles algo. El cubano pedirá al gobierno que les asigne un lugar para vivir y al cabo de "X" años puede acceder a ser dueño de ese lugar, pagando el precio del predio que le fije el gobierno. Si se va del lote, crece la familia, o desea mudarse a otro lugar, pierde todo y tiene que volver a empezar.

¿Cuba tiene algún libro que no sea revolucionario para leer? Por lo menos yo no he visto ninguno que no sea comunista o que no tenga la cara del Che Guevara en la portada. Los demás son libros alienados según la concepción del gobierno, y simplemente no existen en la isla. No hay dónde comprar libros comunistas tampoco. Sólo puedes leerlos allá, en la biblioteca o en el lobby del hotel, donde ciertamente hay muy pocos para escoger.

¿Cuba tiene carteles publicitarios en las calles? Sí. A montones. Cada treinta segundos te encontrarás con un panel gigante de publicidad revolucionaria con frases textuales que copié en mi bitácora verde, camino al hotel y luego a La Habana, para no perderme las que más me impresionaron y, sobre todo, para ser fiel a la verdad:

* "Plan Bush: Nos quitará las casas, nos quitará la vida y todo lo que hemos construido".

*"Cuba es libre y soberana. ¡Fuera yankees!".

*"Este país no será sometido ni conquistado".

* "26 de julio: Victoria de las ideas".

*"Matanzas: Pueblo laborioso, enriquecido y culto".

*Fotos gigantes de Bush en blanco y negro con dos huesos cruzados, al estilo bandera pirata y debajo el lema: "asesino, se busca".

*100 fotos (por decir algún número) del Che Guevara, con el lema: "Hasta la victoria, siempre".

*"Patria o muerte".

*"El Plan Bush te quitará a tus amigos, a tu familia, tu vida, tu libertad y el descanso que mereces".

*"Bush, Hitler y Napoleón (los tres juntos, en imágenes): Sicarios universales".

En fin, pienso que todos estos mensajes y muchísimos más que no pude terminar de copiar, no hacen sino lavar permanentemente el cerebro del pueblo cubano junto con la información mediática parametrada que reciben y hacen pensar a los turistas que el país vive en una guerra fría permanente contra el mundo. Al menos así se siente uno desde que te encierran en una caseta, te piden el pasaporte para ingresar a Cuba y te dicen, con voz firme, uniforme militar y cara seria: ¡míreme a los ojos!

A pesar de tanta publicidad revolucionaria, no van a ver casi ningún cartel con la cara de Fidel, el real autor de todo lo que ocurre en Cuba y quien se esconde tras la imagen heroica del Che, un ícono y paradigma que -pienso- si hoy viviera y contemplara en qué terminó su plan de libertad, igualdad y fraternidad, creo que se pararía de la tumba y él mismo iría a fusilar a este dictador cuya fortuna, según la revista "Forbes" asciende a 550 millones de dólares. Es verdad que esta revista es norteamericana y yo no lo he comprobado. Debo ser imparcial para que lo que les relato tenga validez.

Por lo demás, no existe ningún otro cartel publicitario porque no hay una real industria ni competencia comercial; casi todos hablan a favor de la revolución (salvo los más valientes) porque nadie puede tener más que nadie. Ergo, es innecesario publicitar cualquier producto si éste no podrá ser adquirido por los demás a precios competitivos. Los cines están vacíos, no hay confiterías, los restaurantes al paso son mayormente para turistas. Los almacenes de alimentos carecen de todo. Ni qué decir de las farmacias que con las justas venden el botiquín básico de cualquier casa, por decirles algo.

La canasta básica consta de pan, azúcar, arroz, aceite, alguna "calnecita" y algo más (ellos tienen la particularidad de no pronunciar la "R" sino que la vuelven "L" (matal, molil, levolución, compañelo, etc.), es un acento que me sonó simpático porque su gente sí que lo es.

Cuando les llegan los vales de asignación familiar puede tocarles una botella de aceite por familia y deberá durarles mes y medio. Entonces, ¿qué hacen? El hijo recibe la botella de aceite, le da la mitad a su madre, su madre la reparte con sus otros hijos y así, la cadena sin fin.

Lo impactante es que, por un lado, todos se prestan de todo y son muy solidarios para poder llevarse un pan a la boca diariamente, pero la paradoja está en que esa solidaridad acaba cuando, por el otro lado, ellos mismos -intuyo que por su propia mente ya programada para hacerlo- no permiten que un vecino tenga más que otro y lo delatan al gobierno, quien le confisca todo lo que tiene de más.

¿En Cuba existe prostitución? Sí, muchísima, como en muchas partes del mundo, además. Encontrarán desde niñas de 13 años hasta
adult@s prostituyéndose por una pastilla de jabón o un dentífrico. Sin embargo, Fidel dice, ufanándose, que sus prostitutas son las más sanas y limpias del continente. Al parecer, lo dice como si estuviera orgulloso de ello.

Dicho sea de paso y adrede también, la gente cubana tiene un tipo hermoso, son rubios, dorados, de ojos verdes, mulatos muy lindos
mulat@s o negr@s precios@s, y llevan el sabor del Caribe en las venas. Les podría decir que prácticamente no existen hombres gordos en Cuba.

¿Cuba es un país alegre? No lo vi así. La tristeza de su gente es contrastante con la alegría y el ritmo de su música pero cuando cantan y bailan se olvidan de las penas. Tienen mucho ritmo. Sin embargo, la mirada desoladora de esos ojos que he contemplado con detenimiento me dejó tristemente impresionada.

¿Cuba tiene esperanza? ¿Cree en Fidel? Sinceramente, no lo sé. Cuando lo preguntas, ellos te miran fijamente durante algunos segundos y después de un suspiro, te responden: "eso es muy complicado, chica", como tratando de ponerse una careta y ocultar una verdad que les duele en el alma y que no desean reconocer.

Tengo versiones encontradas. Por un lado algunos me dijeron que quieren que cambie el sistema y por el otro, que todo siga igual pero sin bloqueo. No pronuncian nunca la palabra "Fidel" como si él no existiera o estuviera prohibido mencionarlo; quieren que EEUU (Satán, para ellos) y el mundo les abran las puertas, pero por otro lado, dicen que quieren seguir teniendo ese "socialismo" tan suyo. Lo pongo entre comillas porque ese régimen que les venden como "socialista" no tiene nada de socialista. Es el más puro y recalcitrante comunismo desde hace 47 años de opresión, conmemorado todos los 1 de enero, fecha en la que celebran la revolución.

¿Cuba tiene acceso a la información, a periódicos, a la televisión? Parametradamente, sí. Todo lo que sale al aire es previa y minuciosamente revisado bajo el filtro de Fidel y de su entorno. Los canales de televisión no hacen otra cosa que hacer apología a las bondades de Fidel y de Chávez; saben que este último les brinda ayuda económica a cambio de equipos de médicos que van destacados de Cuba a Venezuela.

Cada cierto lapso de tiempo y durante todo el día los canales cubanos de TV deben pasar información sobre Bush y su "siniestro" plan de acabar con las familias, con la educación, con la salud de Cuba, etc.

Todos los programas extranjeros que ven han sido cuidadosamente escogidos para que los cubanos solo vean la bazofia televisiva de Latinoamérica, EEUU y Europa. No existe ningún programa que permita que alguien pueda darse cuenta de que existe otra realidad absolutamente distinta fuera de su isla.

Salvo en los hoteles, los cubanos no tienen cable ni tampoco internet y si la hay (Cubacel), está absolutamente restringida a información web que no sea relativa al comunismo y a la revolución. Eso, para los cubanos. Para los turistas, internet es libre pero cuesta 3 dólares por 10 minutos, es decir: carísimo, porque la conexión es lenta y el tiempo pasa volando.

¿Los cubanos saben dónde vive Fidel? Pues no. No tienen la menor idea. Saben dónde tiene su sede de gobierno pero nadie sabe dónde vive realmente, y al parecer, no quieren saberlo tampoco.

Pregunté por Silvio Rodríguez, uno de mis admirados referentes cantautores más cercanos de la Nueva Trova. Tampoco saben dónde vive él; lo quieren mucho porque es un artista reconocido, al igual que Pablo Milanés; ¡ah! lo olvidaba: ¡Creo que este cubano maravilloso que compone y canta lindo es el único gordo de Cuba!

Según la gente cubana, su himno es "Yolanda", cantado a dúo entre Silvio Rodríguez y Pablo Milanés. Nunca lo escuché en Varadero, posiblemente porque era una canción romántica y lenta. Algo increíble y paradójico: nadie tehabla de Celia Cruz, pero sin embargo, en La Habana Vieja encontrarán en la Plaza de la Catedral a señoras disfrazadas de Celia y señores, de Pedro Knight,
dispuest@s a tomarse una foto contigo y decir: ¡Azúcar! y cantar: "La vida es un carnaval".

Y ahora, para terminar y no aburrirlos más, les cuento una sola anécdota:

Un día antes de regresar a Lima, conversé en la playa con un artesano que me vendió un collar y una vez más, ya con estilo de reportera de tanto preguntar, le dije, a boca de jarro: ¿estás de acuerdo con la política cubana? El hombre rubio, de ojos verdes, me miró fiero y de un modo rotundo y tajante me dijo: ¡No! Me quedé conversando con él casi una hora y su conversación fue la más feroz que había escuchado de todos los cubanos a los que había tenido la oportunidad de conocer y "entrevistar", siempre con mi bitácora en mano para no olvidar nada.

La cosa fue así:

Me contó que como artesano él pagaba al gobierno 200 pesos que había ahorrado (una suma exorbitante para ellos, por cierto) para tener acceso a poner su carretilla de collares y artesanías en este hermosísimo hotel de Varadero. Como la artesanía es cara para los turistas dentro de los hoteles, a él le salía a cuenta el negocio y podía continuar pagando la concesión que el hotel le había brindado luego de tanto luchar para conseguir la autorización del gobierno.

Se había casado con una española y formó una familia. El gobierno les asignó una casita y él con el tiempo logró comprarla y también adquirir un carro del 1953 (ojo, eso es un lujo para ellos).

¿Qué pasó entonces? Que alguien le sopló al gobierno que él ganaba mejor que el resto de sus compañeros y un día como cualquier otro llegaron los 'verdes' y le quitaron casa y carro, le confiscaron todo lo que tenía y se quedó sin nada. Hoy está volviendo a empezar. Me dijo que la vida en Cuba era una real m... y que lo único que querría es volver a juntar plata, esta vez para poder largarse de allí.

Me contó también que cada hotel le paga al gobierno una comisión del 51% por la concesión de la playa y, sin embargo, los cubanos que trabajan ahí no son pagados por el hotel sino por el mismo gobierno. Ellos son los que mejor ganan porque reciben 13 pesos CUC mensuales, es decir, los 10 dólares de los que hablé anteriormente, sin incluir las propinas. Sin embargo, se recursean vendiendo artesanías, CDs, alquilando tours privados, haciendo de todo y hasta lo imposible por tratar de sobrevivir.

Luego de mi extensa charla, al despedirme de él me pidió que no le cuente a nadie de allí lo que me había dicho porque lo encarcelarían 20 años por disidente y perdería a su familia. Le pregunté si esto podría contarlo en mi país y me dijo que sólo cuando me fuera se lo contara a quien quiera. Por supuesto que no me dio su nombre ni yo quise preguntárselo tampoco, no sea que lo pudiera comprometer.

He llegado a Lima y siento que durante una semana estuve entre el cielo y el infierno a la vez: Varadero es un paraíso exclusivo para los turistas, por supuesto. Ningún cubano puede bañarse en esas playas de ensueño que son suyas.

Cuba tiene los dos polos de la moneda en su país, una isla maravillosa que se quedó atrapada en el tiempo desde el 1950 y que hoy resulta ser una cárcel para su gente que no se da cuenta de lo que tiene.

Desde esta perspectiva personal, hoy me doy cuenta de que lo más preciado que tengo en la vida aparte de mi familia es la libertad.

Sol