martes, 22 de abril de 2008

EN EL DÍA DE LA TIERRA

Navegando en el ciberespacio, en el portal de Terra encontré estas sencillas ideas, algunas de las cuales podríamos poner en práctica para contribuir a descontaminar nuestro hermoso planeta azul.


Usar focos fluorescentes
Las bombillas fluorescentes ahorran un alto porcentaje en el gasto de energía eléctrica en comparación con los focos incandescentes.

Secar la ropa al viento
Usar la lavadora llena -y no a medias- y secarla de manera natural, colgándola en una cuerda en lugar de una secadora puede reducir las emisiones de CO2 hasta en un 90%. Un estudio realizado por la Universidad de Cambridge reveló que el 60% de la energía asociada con una prende de vestir se gasta en lavado y secado.

Procurar vivir cerca al lugar de trabajo
Aunque no siempre es una opción accesible, lo recomendable es vivir cerca de la oficina en que se trabaja para dirigirse a ella a pie o en bicicleta. Esto no solo contribuirá con la salud, sino que reducirá las emisiones de gases de vehículos motorizados.

Desplazarse en bus
Utilizar el bus en lugar del auto propio, si se debe ir a un lugar muy apartado, evita multiplicar la contaminación por gases emitidos por los vehículos.

Pagar cuentas por Internet
Esta posibilidad permite ahorrar papel y evita la tala de árboles para producirlo. El usar la red también contribuye con la reducción del consumo de combustible y la emisión de gases de camiones y aviones que llevan cheques y facturas.

Abrir las ventanas
En el verano, en lugar de utilizar aire acondicionado, se recomienda abrir las ventanas. En el invierno se puede controlar el paso de viento en las ranuras de las puertas y ventanas para evitar el uso de la calefacción.

Ahorrar el agua
Además de ser consciente de la cantidad de agua utilizada para un baño, es recomendable instalar duchas ahorradoras y estar pendiente de posibles escapes para arreglarlos y evitar fugas. Al lavarse los dientes, utilizar un vaso y no dejar el caño abierto. Revisar que las llaves estén siempre bien cerradas.

Terra Perú / Agencias








jueves, 17 de abril de 2008

Desde el infierno

Deben de ser casi las 10 de la mañana. Digo "deben" porque no he traído reloj. Ni nada. Solo tengo en la mano mi DNI. Estoy vestida con una falda de tres tiempos, un polo sin mangas y un par de sandalias sin taco, según lo indican las reglas. Se acerca una mujer policía y me pide que estire el antebrazo derecho para estampar un sello redondo ilegible y con un plumón negro de punta gruesa, ya gastado por el uso, me escribe en la piel que soy la número 227. Sí. Y es que estoy en medio de la fila para entrar a la cárcel de mujeres. He venido con una amiga a visitar a alguien que por azar del destino y la tragedia cayó abruptamente en este submundo surrealista que puedo describir mejor si a la par imagino "El grito" de E. Munch.

Durante las siguientes horas me dispongo a ser una rea más porque así es como me siento y como se desenvuelve todo. He salido de mi burbuja para entrar en un lugar desconocido y hostil. Estoy de pie, afuera del penal, casi pegada a una sucia pared que si pudiera hablar seguramente nos contaría muchas tragedias. Me veo rodeada de todas estas mujeres a punto de ingresar a visitar a sus madres, hijas, hermanas, parientes, amigas... así, como yo. Aquí no existe cada una ni cada cual. Todas somos iguales.

Vamos entrando, de veinte en veinte. A este paso, calculo que tardaremos un poco más de una hora. Por fin se abre el portón metálico, entramos a una cancha que ya está copada de gente. Una policía nos ordena ahora que estiremos el brazo izquierdo para estamparnos otro sello redondo más grande, con un tampón cuya tela debe haber sido estebada muchas veces con tinta negra sacada de sabe Dios dónde y esta vez me mancha buena parte del antebrazo. El lugar no puede ser más deprimente. No ha pasado una mano de pintura por aquí desde hace mucho tiempo y la suciedad está presente en todos lados.

Llego a la "mesa de partes" que no es otra cosa que un tablón largo dividido en dos filas. Me acerco para llenar una ficha con mis datos personales y el nombre de la persona a la que voy a visitar, entregando mi DNI. La policía "recepcionista" vuelve a pedirme que estire el brazo izquierdo para que pueda anotar, esta vez con lapicero, el número de la casilla donde guardará mi identificación hasta la salida. Me doy cuenta de que acabo de convertirme en lo que siempre he detestado ser: un número más. Ahora soy la "80-B".

Estoy casi a punto de terminar las revisiones porque no he llevado nada para mi amiga; de lo contrario, tendría que haber hecho una nueva cola para que revisen cada alimento minuciosamente, oliendo y apretando la fruta, manoseando el pan, destapando y oliendo gaseosas, metiendo un palo de tejer dentro de las botellas de yogurt para verificar que no haya drogas, armas... En fin, recién estoy reconociendo el terreno y me siento algo tonta cuando pregunto a cuanta mujer me mira, cómo son las cosas por aquí.

Me toca la temida revisión personal. Entro en uno de los tres apartados malamente improvisados, hechos de triplay desgastado por el paso de los años, muy sucios por la ausencia de agua y detergente, que se cierran con una manoseada cortina roja. La policía procede a verificar con sus manos que no haya llevado nada dentro de mi ropa ni adherido al cuerpo. Al parecer, tengo suerte porque el procedimiento no me causa ninguna humillación personal y a los 15 segundos paso a formar la última fila para ingresar por fin al patio de visitas.

He perdido la noción del tiempo. Normalmente calculo bien la hora pero esta vez soy incapaz de hacerlo. No sé cuánto tiempo puede haber pasado... Deben ser las 11:30 de la mañana.

Entramos al corredor que nos lleva a nuestro destino. No puedo negar que me siento como si estuviera caminando hacia el cadalso, pero los nervios no me pueden traicionar porque mi angustia no les deja lugar. Aparece un gran patio lleno de mujeres de todas las razas, edades, colores, expresiones y sentimientos. Muchas están conversando con sus visitas sentadas alrededor de mesas de plástico blanco que tienen un hueco en el centro, hecho a la mala para poder colocar unas sombrillas azules de vieja armazón aunque más o menos limpias, a decir verdad. Otras, simplemente conversarán paradas porque no llegaron a tiempo para "comprar" un sitio.

En ese patio, todo servicio cuesta uno o dos soles. Pienso: "felizmente no es mucho dinero para comprar un poco de dignidad", pero luego me pongo en el lugar de aquellas presas que no tienen ese sol ni alguien que las visite ningún miércoles, sábado o domingo, y me vuelve la angustia. ¿Cómo vivir presa y dignamente en un lugar así? Hay talleres de artesanías y manualidades que les permiten olvidar por un momento sus penas y rebajar el tiempo de sus condenas. Imagino que si venden lo que ellas hacen, podrían agenciarse unos soles para no tener que tomar sopa aguada todas las noches y comer algo más agradable, por decir lo menos.

Previamente instruidas, le pedimos a una "llamadora" que ubique a nuestra amiga. Pega un grito destemplado con su nombre y la encuentra de inmediato. Ella nos mira con incredulidad. Nos abrazamos. Mientras tanto, la diligente llamadora nos consigue un par de sillas y una sombrilla azul para que podamos sentarnos a conversar con ella bajo el sol abrasador. Lo que sigue a continuación lo dejo en el ámbito de la privacidad.

Llega la hora de irnos. Nos despedimos porque van a ser las 12:30 de la tarde y si perdemos ese turno de salida no podremos retirarnos hasta las 2, porque una vez que has entrado al penal eres un número más y pase lo que pase, deberás permanecer en el recinto hasta que las supervisoras abran el portón, lo que ocurre cada tres horas y media. No hay lugar a claustrofobias. Las visitas empiezan a las 9 de la mañana y terminan a las 4 de la tarde, hora de la tercera y última salida.

Volvemos a hacer fila para salir del patio de visitas. El sol inclemente de Lima se niega a darse cuenta de que ya estamos en otoño y nos agobia. Nos encierran en un segundo patio donde esperamos media hora más para que nos trasladen hacia el corredor por donde ingresamos. Esta vez nos forman en tres filas. Las de la izquierda y derecha se sientan en bancas pegadas a la pared; a nosotras nos toca la fila del medio y con resignación esperamos de pie otra media hora para que abran la reja que nos llevará al portón inicial que habrá de llevarnos al mundo del cual salimos para entrar en este infierno. Llego a casa a las 2 de la tarde.

Solidaridad. Algo que va más allá de esta sordidez y me hace libre. Es impagable el valor de un abrazo sincero.
Volveré a visitarla una vez al mes.


Lima, 16 de abril de 2008
Marisol O'Connor

miércoles, 16 de abril de 2008

viernes, 11 de abril de 2008

DOS MARES

Hay dos mares en Palestina.

Uno es fresco y lleno de peces, hermosas plantas adornan sus orillas; los árboles extienden sus ramas sobre él y alargan sus sedientas raíces para beber sus saludables aguas y en sus playas los niños juegan.

El río Jordán hace este mar con burbujeantes aguas de las colinas, que ríen en el atardecer. los hombres construyen sus casas en la cercanía y los pájaros sus nidos y toda clase de vida es feliz de estar allí.

El río Jordán corre hacia el sur a otro mar, aquí no hay trazas de vida, ni murmullos de hojas, ni canto de pájaros, ni risas de niños.

Los viajeros escogen otra ruta, solamente por urgencia lo cruzan, el aire es espeso sobre sus aguas y ningún hombre ni bestias, ni aves la beben.

¿Qué hace esta gran diferencia entre mares vecinos?

No es el río Jordán. El lleva la misma agua a los dos. No es el suelo sobre el que están, ni el campo que los rodea.

La diferencia es ésta:

El Mar de Galilea recibe al río pero no lo retiene. Por cada gota que a él llega, otra sale.

El otro mar retiene su ingreso y cada gota que llega, allí queda.



Le llaman el Mar Muerto.

Mientras estés dormida

CONFESIÓN DE PERIODISTA. 'He sido muy racional toda mi vida y si pasaba algo era absoluta responsabilidad mía. Desordenada, pero responsable. Obsesiva con el trabajo siempre he sido, pero necesito la presión encima. Debe ser una especie de masoquismo. Me gusta meter el gol en el último minuto'.";

CÓMPLICES. Jimena era una rendida admiradora de Mario Vargas Llosa. Su esposo Juan Carlos la acompañó en todas sus militancias."

AMIGOS. Durante cinco años Jime fue una voz aguda y firme en el equipo de Contracorriente. Permítannos la licencia de decir: Ya te estamos extrañando."

IN MEMÓRIAM. El último texto que escribió Jimena Pinilla Cisneros fue la historia de un cazador de nazis que se creía Dios. Fue uno de los muchos relatos de una periodista apasionada que luchó hasta lo último por la vida. Lo que sigue es un recuerdo apretado de las imágenes que nos dejó. Disculpen la tristeza.

He sentido a la muerte cerca, muy cerca. Confieso que hubiera preferido mantenerla como una idea abstracta, que no me respire en la nuca ni me visite tan seguido. Pero su cercanía ha hecho que la vea como una realidad inexorable. Quizá, una de mis pocas certezas.(*)

Había una contradicción en ese cuerpo frágil que encerraba un espíritu de fuego. Jimena tenía 36 años, pero había vivido lo que alcanzaría para varias vidas. Era una periodista que se resistía a la precariedad de su salud. Alguna vez quiso ser publicista, pero al final tuvo la impresión de que dedicar sus fuerzas a vender productos resultaba un poco frívolo. Ella quería estar en contacto con la gente, sentir el pulso de los días. El periodismo fue su ruta natural.

Una vez le preguntaron qué era lo más duro de la profesión que había escogido y su respuesta no pudo estar mejor encarnada en quien la pronunciaba: "Un abogado se va de vacaciones y se olvida de las leyes, si un periodista pasa al costado de un accidente probablemente va a voltear para mirar qué pasó y si hay un atentado querrá estar en el lugar. En realidad nunca paras". Lo sabía bien a pesar de que sus compañeros de trabajo la regañaban para que no saliera a comisiones que pusieran en riesgo su salud. De haber sido por ella, se habría mandado mudar a la primera guerra que se presentara.

La muerte no tiene cara de mujer. Es más, no tiene cara de nadie. He estado cerca de ella y nunca le vi forma humana ni divina. Ni paz ni luz al final de un túnel oscuro. Ni guadaña ni cuerpo de esqueleto con capucha negra. Pelear contra esta fuerza sin forma ha sido para mí como vencer el sueño. Conseguí, gracias a no sé qué pacto, una tregua para seguir despierta. La vigilia se parece mucho a la vida, será por eso que me cuesta tanto echarme a dormir, me pregunto ahora cuando le gano horas a la noche para convertirla en una cómplice leal que no me traicione cuando cierre los ojos.

En compensación a sus restricciones físicas, Jimena poseía una mente rápida y contundente como una daga camino al blanco. "Con conocimiento de causa, debo decir que el ser humano así como todo lo aprende, todo lo pierde si no lo usa", escribió en el texto introductorio de "Me he sentado a caminar" (2003), un libro que recopila sus mejores entrevistas y crónicas publicadas en el diario El Comercio.

Una tarde de hace dos años, Miguel Ángel Cárdenas se sentó a su costado por primera vez. "Jorge Eduardo Eielson merece el Premio Nobel para Perú antes que Vargas Llosa", le murmuró casi como presentación sin saber las consecuencias: le dio taquicardia en los ojos, sintió arcadas en las manos y sus labios sulfuraron. Para Jimena, Mario Vargas Llosa era un santo agnóstico. Ella tenía tótems intocables y quien los profanaba se exponía a sus devotas discusiones. El amago de cólera se le pasaba enseguida, cuando se volvía consciente de su exacerbación y ya después --cuando uno se acostumbraba a sus apasionamientos-- era un reto y un inacabable placer 'picar' a esta mujer inteligente y desafiante con la que era un deleite conversar y aprender.

Fue esta meningitis la que destapó la olla. Tenía una enfermedad genética con nombre de trabalenguas: agamaglobulinemia. Por largo y complicado, parece inofensivo el nombrecito ese, pero soy testigo de sus maldades. Pocas defensas para protegerme de infecciones y virus galopantes. Esta vez, un travieso meningococo se me había metido al pulmón y sin nadie que lo marcara, el inquieto bichito había saltado hasta el cerebro. Una vez me dijeron que yo era como si metieras el motor de un carro Mercedes en la carrocería de un Tico.

Jimena era la más cerebral y huracanada fanática crema. ¿Por qué la 'U' y no Alianza Lima?, le preguntaban cuando se enteraban de su pasión futbolística. Y uno que esperaba una respuesta filosófica terminaba estrellado con su emotividad: "Porque mi abuelita era de la 'U' y las aficiones siempre son herencia". Después de su punto final siempre describía a la mamá de su mamá que se murió muy vieja y que solía escuchar los partidos de la radio, callando a todos para no perderse ningún detalle. Si la U perdía era por culpa del árbitro o del clima, nunca por el equipo. Lo mismo pensaba Jimena que postergaba reuniones si es que se jugaba un clásico o un partido de la selección del Perú.

Pero no solo su pasión por la 'U' marcó su vida. El amor por su flaco estaba por encima de todo y de todos. "Es un ancla importantísima. Es mi ángel", decía de Juan Carlos Belaúnde, a quien conoció en la Universidad de Lima. Él estudiaba Derecho, ella Ciencias de la Comunicación. Al 'galán de la pileta', que era como lo llamaba en privado, lo conquistó a punta de persistencia. Jimena reía cada vez que contaba como el 'pavo' de su marido no se daba por enterado de sus afanes. Ni siquiera cuando horneó unos 'brownies' por su cumpleaños, ella que ni sabía preparar un huevo frito. "Yo creía que el matrimonio era más complicado", aclaraba cuando repasaba su relación.

Amaba a Juan Carlos por su alegría permanente, por su pensamiento positivo. Y cada vez que Jimena despertaba de algún susto clínico, su fiel abogado estaba al pie de su cama junto a su madre Teresa y su corte de hermanos contándole las mil y una peripecias que pasaron mientras ella dormía. No tuvo hijos y quizá eso era lo que más le dolía, pero no le hizo falta. A cambio ganó un tropel de amigos incondicionales que le hicieron llevaderos los tormentos.

Si alguien se abatía por Jimena enferma, bastaba ver a Juan Carlos con la espada desenvainada para mantener la esperanza. Y tanto era su empeño que la penúltima vez convocó a los amigos más íntimos para hurdir la creación del libro recopilatorio. Ayer le cumplió la palabra. La despidió escuchando a Joaquín Sabina y conversando con los amigos que de tanto conocerla comprendieron que el cariño de Jimena se podía ganar o empatar, pero nunca perder. Si te lo ganabas, ella era capaz de hacer llover sables para protegerte. Eso era lo más encantador: que pese a su salud vulnerable y volátil, ella quería cuidar y no ser cuidada. El mayor tormento de Jimena, que había estado tantas veces cerca de la muerte, no era morir precisamente. Le asustaba más la partida de los que amaba que la suya propia.

Me habían dormido con morfina, me enteré después, de ahí esas luces psicodélicas que me nublaban la vista cuando intentaba despertarme. Había sufrido una seria infección y mientras mis pulmones se negaban a responder, todos los días aparecían en las radiografías con su peor sonrisa: borrosos, manchados e infectados, mi mente se encargó de inventar historias y personajes. Intermedios se llamaba la sala donde estuve a punto de morirme por tercera vez a los 33 años. Por cierto, un nombre muy apropiado para mi situación, retenida en un punto medio entre la vida y la muerte.

Una vez le preguntó a Chavela Vargas si le gustaba disparar sus pistolas. "Sí. Cuando hay un ruido raro, antes de preguntar yo disparo", le dijo la voz más dolorosa de Costa Rica. En Jimena el proceso era inverso: los disparos eran sus preguntas, por inquietantes o reveladoras. Luciano Benetton, el mundialmente famoso diseñador italiano, se ruborizó hasta taparse la cara con las manos cuando ella le preguntó cómo se había animado a posar desnudo. El polémico historiador Pablo Macera le contestó que la mentira más grande del siglo XX había sido la democracia. El presidente de la transición democrática Valentín Paniagua le confesó que si se llevaba bien con los jóvenes debía ser porque se sentía un abuelo no realizado, le faltaban nietos. En 1999 realizó una serie de entrevistas temáticas --junto con Julio Villanueva-- bajo el rótulo "El siglo en dos mil palabras". Se trataba de explicar, en diálogos con personajes destacados de diversas áreas, cómo había tropezado el mundo en ese tiempo. Podía notarse su afán por agotar los temas: cada personaje la llevaba a bucear en su vida hasta encontrar el último detalle, el cabo suelto final que le permitía comprenderlo. Solo entonces, cuando los entrevistaba, sabía por dónde indagar.

Jimena abordaba con la misma pasión a todos sus personajes. Podía ser la historia de amor en penumbras de una pareja de ciegos o el talento insomne de un niño pintor con síndrome de Down. Podía descubrir la sorprendente vida de un hombre que puso inyecciones durante 35 años o las mañanas atribuladas de dos ancianos vecinos a una cárcel, desde cuya casa se veía llegar en helicóptero al hombre más corrupto del Perú. Tenía una debilidad por los artesanos. El maestro retablista Jesús Urbano lloró con ella al contarle su historia y terminó invitándola a su cumpleaños. El pueblo de Sarhua, famoso por sus tablas pintadas, se sorprendió de verla llegar el año pasado con un balón de oxígeno para conocer su arte. Ayer, en su sepelio, el sonido de la gratitud se escuchó en quechua.

Hay quienes se afanan en encontrar razones divinas en mi recuperación y admito que la última vez hubo todo un conciliábulo celestial alrededor mío. Me envolvieron con la auténtica manta del Señor de Luren traída de Ica, me bendijeron con las lágrimas de la Virgen del Niño venidas desde Colombia, me estamparon la estampita de monseñor Escrivá en el velador y hasta hubo quien me quiso llevar danzates de tijeras para que me limpiaran de males. Pero, aunque suena a hereje o a ingrata, creo que estoy viva por razones más terrenales. Siempre me hablan de mi fuerza, pero eso no me convence, porque no creo que sea yo la fuerte. En todo caso, los fuertes son todas esas personas a mi alrededor que se han negado a dejarme morir. Si cabe una metáfora futbolística, es como si jugara siempre con un estadio repleto de personas haciéndome barra. En un escenario así sería incomprensible dejar de luchar.

(*) FRAGMENTOS DE "TESTIMONIO DE UNA SOBREVIVIENTE". JIMENA PINILLA. REVISTA "DIEZ". UNIVERSIDAD DE LIMA. NOVIEMBRE DEL 2004.

Miguel Ángel Cárdenas
M.David Hidalgo Vega
Milagros Leiva Gálvez

jueves, 3 de abril de 2008

DESIDERATA



Desiderata: del latín desiderata: "cosas deseadas", plural de desideratum.




La desiderata de la felicidad fue escrita en 1927 por Max Ehrmann.
De origen Alemán, nació en una familia acomodada, en los Estados Unidos de Norteamérica.
Estudio Inglés en la Universidad De Pauw, y Filosofía en Harvard.
Se dedicó a la abogacía en su ciudad natal: Terre Haute, Indiana.
A la edad de 41 años se jubiló, para dedicarse a la escritura de ensayos y poemas.
Murió en el año de 1945.

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Camina plácido entre el ruido y la prisa, y piensa en la paz que se puede encontrar en el silencio. En cuanto sea posible y sin rendirte, mantén buenas relaciones con todas las personas, enuncia tu verdad de una manera serena y clara, y escucha a los demás, incluso al torpe e ignorante; también ellos tienen su propia historia. Esquiva a las personas ruidosas y agresivas, ya que son un fastidio para el espíritu; si te comparas con los demás, te volverás vano y amargado pues siempre habrá personas más grandes y más pequeñas que tú. Disfruta de tus éxitos lo mismo que de tus planes. Mantén el interés en tu propia carrera, por humilde que sea, ella es un verdadero tesoro en el fortuito cambiar de los tiempos. Sé cauto en tus negocios, pues el mundo está lleno de engaños, mas no dejes que esto te vuelva ciego para la virtud que existe; hay muchas personas que se esfuerzan por alcanzar nobles ideales, la vida está llena de heroísmo. Sé sincero contigo mismo; en especial, no finjas el afecto y no seas cínico en el amor, pues medio de toda la aridez y desengaño, es perenne como la hierba. Acata dócilmente el consejo de los años, abandonando con donaire las cosas de la juventud. Cultiva la firmeza del espíritu para que te proteja en las adversidades repentinas. Muchos temores nacen de la fatiga y la soledad. Junto con una sana disciplina, sé benigno contigo mismo. Tú eres una criatura del universo, no menos que las plantas y las estrellas, tienes derecho a existir, y sea que te resulte claro o no, indudablemente el universo marcha como debiera. Por eso debes estar en paz con Dios, cualquiera que sea tu idea de Él, y sean cualesquiera tus trabajos y aspiraciones, conserva la paz con tu alma en la bulliciosa confusión de la vida, aun con todas sus farsas, penalidades y sueños fallidos, el mundo es todavía hermoso. Sé cauto, ¡esfuérzate por ser feliz!










viernes, 28 de marzo de 2008

El porqué de ciertos “dichos” de carácter popular

Dormirse en los laureles
En Roma, cuando se coronaba a un general, pretor o cónsul tras una victoria se le festejaba un triunfo. Como símbolo de gloria se le colocaban guirnaldas de laureles. Sin embargo, estos debían agachar levemente su cabeza, por lo que daba la impresión de estar descansando sobre los laureles de la gloria.

Para el lado de los tomates
La planta de tomates es un vegetal muy problemático para los horticultores. Esta suele contaminarse con todo tipo de hongos y parásitos que, si no son tratados a tiempo, no solo matan a los tomatales sino que, además. al resto de las plantas sembradas. Razón suficiente para que los horticultores las planten bien alejadas del resto de las plantas. Es por esto que decir 'se fue para el lado de los tomates' significa algo así como decir que se fue muy lejos del significado real.

Salvarse por un pelo
Este dicho viene porque en la antigüedad los marineros, cuando caían al agua, generalmente eran agarrados y subidos de los pelos. Por esta razón solían dejarse el cabello lo más largo posible, el cual, al hundirse el cuerpo, el pelo quedaba flotando y era un excelente punto de agarre.

Me lo contó un pajarito
En Grecia y Roma, sobre todo en esta última ciudad, se creía que los pájaros, al ser dueños del vuelo, poseían características magníficas de percepción. Como con el tiempo comenzaron a ver que ante una tormenta severa las aves eran las primeras en evacuar la región, los romanos las designaron como portadoras del saber futuro. De hecho, el rito de los augurios, donde se intentaba predecir el futuro, se basaba en observar el volar de los pájaros, al igual que lo hicieran Rómulo y Remo esperando ver doce pájaros para fundar Roma. De aquí viene que el dicho 'me lo contó un pajarito' signifique que nos enteramos de algo 'misteriosamente'.

Tirar la casa por la ventana
En el siglo XIX, cuando alguien ganaba la Lotería Nacional de España se estilaba que los amigos y familiares del afortunado fueran a su casa y, literalmente, arrojaran todas sus posesiones por la ventana. Esto, en señal de la nueva vida de dicha persona.

Por “h” o por “b”
Este dicho es realmente simple. Las letras “h” y “b” son las que más problemas traen a los niños durante su etapa escolar. Es muy normal que siempre, al escribir un dictado de la maestra, los chicos fallen en las palabras que llevan alguna de estas letras. Por esta razón decir 'por h o por b' significa haber errado por tal o cual cosa, sin querer dar muchas explicaciones.

No saber ni J
La J es una letra que viene del idioma hebreo. Como en su forma natural es la letra más pequeña que forma parte de la estructura escrita del resto de las letras, 'No saber ni J' significa no saber nada.

Marcharse a la francesa
En Francia, durante el siglo XVIII se comenzó a estilar marcharse de una reunión o de la mesa sin despedirse, ni siquiera hacer el menor gesto de cortesía, signo de muy mala educación. Con el tiempo esta práctica se generalizó tanto que marcharse despidiéndose comenzó, irónicamente, a convertirse en señal de mala educación.

Cargar con el muerto
En varios territorios de la época medieval existía una ley que dictaba que cuando no se podía hallar al asesino de un cadáver encontrado, los pobladores del pueblo al que pertenecía dicha persona debían pagar una multa conjunta. Como nadie quería pagar por lo que no le pertenecía, los pobladores al encontrar un cadáver se apuraban a cargarlo, y de común acuerdo, procedían a transportarlo y arrojarlo en un poblado vecino para salvarse de la multa.

Vérselas negra
Cuando se ocupaba un cargo público en la Grecia, antes de la Edad Dorada, los ciudadanos debían recurrir a un llamativo sistema de elección al azar. Metían la mano en una bolsa y sacaban de ella un pedazo pintado de madera: la mayoría de los pedazos eran negros mientras que algunos, los que representaban ser elegido, eran blancos. De aquí viene el dicho.

El chivo expiatorio
El dicho viene del mundo antiguo y se refiere a una práctica ritual de los antiguos judíos. En ella, el rabino elegía dos machos cabríos de un rebaño y, echándolos a la suerte, escogía a uno de estos dos para que sea sacrificado. Como dejar a la suerte infería una participación divina, se asumía entonces que este chivo era el elegido para llevarse consigo los pecados del pueblo. De aquí viene el dicho 'ser el chivo expiatorio' cuando a alguien se le adjudican culpas ajenas.

Brillar por su ausencia
En los funerales romanos se solía exhibir las efigies de los antepasados como señal del linaje. Durante la honra fúnebre a Junia, la cual era familiar de dos de los conspiradores que asesinaron a César: Casio y Bruto, las efigies de estos dos asesinos no estaban presentes haciendo gala por su ausencia, fue algo que los concurrentes notarían rápidamente y sería el tema reinante entre murmuraciones y comentarios del funeral. Utilizando esto como referencia en uno de sus trabajos, el poeta André de Chenier pondría esta frase de moda más de mil años y unos cuantos siglos después.

Empezar con el pie derecho
En los rituales paganos, al subir al altar era norma dar el primer paso largo y con la pierna derecha. Esto significaba un buen augurio y marcaba que los dioses estarían a favor de los concurrentes.

Poner las manos en el fuego
En los antiguos pueblos paganos de Germania existía la costumbre de realizar juicios ante los dioses cuando surgía un litigio entre dos personas. Una de las formas más comunes de ver si esta persona estaba siendo sincera era ponerle un fierro caliente en sus manos, o alguna otra parte del cuerpo. Si la persona salía corriendo significaba que era culpable.

Se la dio con queso
Este dicho viene del problema que representaban los roedores en los pueblos medievales, y hace referencia al hecho de armar la trampa ratonera poniendo un queso como carnada.

miércoles, 26 de marzo de 2008

ALGUNAS REGLAS ÚTILES PARA ADMINISTRAR MEJOR NUESTRO TIEMPO


El Instituto Francés de Ansiedad y Estrés, en París, trazó veinte reglas de vida que dicen los expertos que si consigue asimilar diez de ellas, con seguridad aprenderá a vivir con calidad interna:
1. Haga una pausa de 10 minutos por cada 2 horas de trabajo, a lo máximo. Repita estas pausas en su vida diaria y piense en usted, analizando sus actitudes.
2. APRENDA a DECIR NO, sin sentirse culpable, o creer que lastima a alguien. Querer agradar a todos es un desgaste enorme.
3. PLANEE su día, pero deje siempre un buen espacio para cualquier imprevisto, consciente de que no todo depende de usted.
4. CONCÉNTRESE en apenas una tarea a la vez. Por mas ágil que sean sus cuadros mentales, usted se cansa.
5. OLVÍDESE de una vez por todas que usted es indispensable en el trabajo, casa, o grupo habitual. Por más que eso le desagrade, todo camina sin su actuación, a no ser usted mismo.
6. DEJE de sentirse responsable por el placer de los otros. Usted no es la fuente de los deseos, ni el eterno maestro de ceremonia.
7. PIDA AYUDA siempre que sea necesario, teniendo el buen sentido de pedírsela a las personas correctas.
8. SEPARE problemas reales de los imaginarios y elimínelos, porque son pérdida de tiempo y ocupan un espacio mental precioso para cosas más importantes.
9. INTENTE descubrir el placer de cosas cotidianas como dormir, comer y pasear, sin creer que es lo máximo que puede conseguir en la vida.
10. EVITE envolverse en ansiedades y tensiones ajenas, en lo que se refiere a ansiedad y tensión. Espere un poco y después retorne al diálogo y a la acción.
11. SU FAMILIA NO es usted, está junto a usted, compone su mundo pero no es su propia identidad.
12. COMPRENDA qué principios y convicciones inflexibles pueden ser un gran peso que evite el movimiento y la búsqueda.
13. ES NECESARIO tener siempre a alguien a quien le pueda confiar y hablar abiertamente. No sirve de nada si está lejos.
14. CONOZCA la hora acertada de salir de una cena, levantarse del palco y dejar una reunión. Nunca pierda el sentido de la importancia sutil de salir a la hora correcta.
15. NO QUIERA saber si hablaron mal de usted, ni se atormente con esa basura mental. Escuche lo que hablaron bien de usted, con reserva analítica, sin creérselo todo.
16. COMPETIR en momentos de diversión, trabajo y vida entre pareja, es ideal para quien quiere quedar cansado o perder la mejor parte.
17. La RIGIDEZ es buena en las piedras pero no en los seres humanos.
18. Una hora de INMENSO PLACER sustituye, con tranquilidad, tres horas de sueño perdido. El placer recompensa más que el sueño. Por eso, no pierda una buena oportunidad de divertirse.
19. NO ABANDONE sus tres grandes e invaluables amigas. Intuición, Inocencia y Fe.
20. ENTIENDA de una vez por todas, definitivamente y en conclusión que USTED es lo que usted haga de usted mismo.

sábado, 24 de noviembre de 2007

CONCIERTO DE SERRAT Y SABINA EN LIMA: DOS PÁJAROS DE UN TIRO


Serrat me levantó la valla

Concierto: “Dos pájaros de un tiro”
Serrat y Sabina en Lima
Miércoles, 21 de noviembre de 2007

Con toda la emoción a cuestas, llegó por fin el gran día del concierto tan largamente esperado desde que en enero me enteré de que Lima figuraba en la gira, y saqué la entrada que tenía bien guardada en la Biblia hace más de dos meses. Algunos lo llamarán herejía. Yo, simplemente, lo llamo “seguridad”.

Mi hija me esperaba ya en el Jockey Club, sentada y expectante, porque si bien a ella le encanta Sabina, a Serrat nunca lo había visto, salvo en videos que la madre le ha mostrado hasta el cansancio y por algunas canciones que ella ha hecho suyas como la “Princesa” del Nano. Para lograr que le compre una entrada me manipuló muy fácilmente con un: “Mamá, yo sé que quieres que conozca más a Serrat, ¿verdad? Entonces… ¡Llévame a ver a Sabina!



Y bueno pues, Serrat ya estaba en Lima, después de tres años de esperarlo cual Penélope, luego de que el año pasado me dejara “con los ojos llenitos de ayer... sentada en la estación” ya que al final de cuentas, eliminó Lima de su gira "Serrat 100%", esencial para todo aquel que se precie de ser serratiano. Por aquel entonces mi bronca fue total e inicié los trámites de “divorcio” de mi fidelidad al Nano, que obviamente no llegaron a término, por razones que no hace falta explicar. El miércoles fue mi gran día, y vaya que me lo merecía con creces.


El castellano es muy rico pero he demorado horas en plasmar todo esto porque aunque no lo crean, me faltaban expresiones y demás yerbas lingüísticas para transmitir el sentimiento. Si me dicen: Marisol, ¡qué exagerada!, yo contestaré que cuando el amor es puro -como diría Felipe Pinglo- siempre me seguirán faltando palabras cuando tenga que hablar sobre el Nano.

No me he perdido un solo concierto de Serrat en Lima desde el año 1971, y a pesar de mis precoces 10 años, lo mío fue amor a primera vista. En aquel entonces lo vi guapísimo, sonriente y distante, con una camisa blanca y jeans, cantando, entre otras, “Poco antes de que den las 10”, “Mediterráneo” y “Las moscas” de Machado. Él fue mi primer amor platónico. Por tanto, es justo y necesario que explique el porqué del título de esta crónica.

Serrat me levantó la valla de la expectativa, porque dejó de ser ese Serrat poético, clásico y distante al que ya me tenía acostumbrada. En esta ocasión fue “sabinizado” por Joaquinito, y lo digo con alegría porque para mi gusto, ésta ha sido una feliz metamorfosis. Y es que en su nueva faceta, Serrat no fue el mismo que yo esperé. ¡La maravilla! Me encantó su cambio de personalidad. Por una vez lo he visto más humano, más tangible, más real.



En cuanto a Sabina, ya se sabe que es “caserito” en Lima. Se pasea como Pedro por su casa entre nosotros, conoce a todo el mundo y se deja conocer con la mayor sencillez y un carisma indiscutible. Además, Jimena es su ‘Rosa de Lima’ que lo ha “alimeñado” con muy buena escuela y es fantástico verlo mimetizarse tan fácilmente con nuestros dichos y que sea uno más entre la gente.



Muchos peruanos no solo cantamos las letras de Sabina, sino también aceptamos de buen grado sus ironías, su sarcasmo, su claridad expresiva. Y cuando hace el intento de explicar cómo es la idiosincrasia limeña, reímos, porque pareciera que nos saca en cara esa endógena y permanente actitud conservadora que no tenemos la menor intención de cambiar. Y ojo que no estoy hablando de política.



Ahora, luego de los "previos", voy al grano: los detalles del concierto en Lima.

Vuelvo con este nuevo Serrat, de impresionante plasticidad, que bromeaba con nosotros mientras Sabina reía cuando le decía: “Ta', qué misio” (popular jerga juvenil limeña que alude, en tono quejoso, a una escasez fulminante de algo) La traducción en este caso era: “qué pobre tu chiste”. Fue desopilante escuchar al Nano repitiendo la palabrita de marras: “misio”, aunque en ocasiones no viniera al caso. Anda, hombre, “que ni tú eres Bryce, ni yo, Chabuca” acota el flaco, riendo.



Jamás imaginé que oiría a Serrat diciendo que lo mejor que tiene el Perú son “las mujeres limeñas”. Ni en el más hermoso de mis sueños hubiera pensado que, como si nos conociera realmente, él formaría parte de un contrapunto local de décimas y versos con Sabina, y muchísimo menos, que lo escucharía gritar nuestro peruanísimo: “Y que viva el Perú, Carajo”.

Me atrevo a decir que la impresión no solo fue mía sino de toda mi generación, al oír estas palabras en la boca del nuevo Serrat.

Me di cuenta de que cada concierto es personalizado, ya que en éste, los pájaros se encargaron de tocar las fibras más sensibles de nuestras querencias, en versos solo comprensibles por los peruanos, por su connotación.

¿Será Sabina el que le sopló en el examen? Por lo menos yo no quiero saberlo, así que muchas gracias, pero no es necesario que me “desduden” y me quiten la ilusión.


En cuanto a la parte técnica y a la puesta en escena, creo que éste ha sido el concierto más elaborado, cuidado, espectacular y costoso que el Nano nos ha ofrecido. Siempre había sido austero, al menos esa era mi opinión porque para bien o para mal, siempre me fijo en el mínimo detalle hasta el hartazgo. De Sabina nada sorprende ya que siempre nos lo ha dado todo. Una sentencia clarísima del Nano al respecto fue: “Me alegra mucho que quieran y aplaudan tanto al muchacho… él se lleva los aplausos y yo, el dinero”.

Y sí, pues. Valieron, uno a uno, todos los soles pagados por verlo y más aún, si el resultado que me concierne fue que mi hija me diga: “Oye mami, qué ‘churro’ era Serrat y canta igualito que en tus discos” y luego, que a la salida acote: “me sorprende que haya logrado romper la brecha generacional de quienes vinimos con Sabina en la mente y salimos con Serrat en el corazón” (sic). Así se expresa mi casi abogada cuando quiere ser solemne, de modo tal que comprendan a la madre. Y un babero, por favor. Denisse es una maniática de la música. En eso la nena salió a mí. Detesta la voz natural de los artistas en vivo, cuando no corresponden a la voz perfecta de estudio. Bendita música y bendita manía, digo yo. Con este concierto creo que he cumplido la única misión musical que me faltaba: que a mi hija le guste Serrat.


Y ahora, las canciones.

El espectáculo comenzó con la "alarmante" noticia proyectada en un par de pantallas gigantes de altísima resolución, de un periodista y un reportero, ambos españoles, que nos informaban, muy serios y preocupados, que estaban buscando a los pájaros pues habían desaparecido y se estaba haciendo todo lo posible por encontrarlos. Fue la primera parte divertida de este espectáculo de locura, y casi de inmediato, empezó el concierto.



Salen ellos cantando un rock “…ocupen su localidad y presten todos atención, a punto está de comenzar la función” mezclado con “Hoy puede ser un gran día” que calentó la noche de un público serratiano ‘clásico’ -por fin encontré un buen eufemismo para ocultar las canas, ¿verdad?- entremezclado con ese público joven, tan acostumbrado a la buena onda y a las letras de Joaquinito.

Y así, entre gerundios y adverbios, Serrat cantando las letras de Sabina, y el flaco, las de Serrat, transcurrió una noche mágica, francamente sensacional y definitivamente, memorable. Ambos hicieron una comunión perfecta, diría yo.


Las canciones van en desorden y no les explicaré quién cantó qué cosa y porque además, seguro que me olvido de alguna.

Princesa (la de Sabina); Y sin embargo; El tren de la primavera; Algo personal; Quién me ha robado el mes de abril; Rosa de Lima (que en esta oportunidad, Joaquín no se la dedicó a su Jimena sino a la joven y querida periodista Jimena Pinilla, quien amaba sus canciones y falleciera hace tres años, a los 36); Tu nombre me sabe a Yerba; Penélope; Pueblo Blanco; Esos locos bajitos; Aquellas pequeñas cosas, en una fusión genial con la rumba flamenca del Muerto Vivo (de Peret) y baile incluido. Sabina tocó el bombo y Serrat, los platillos, otra ocurrencia más de este par de locos. Sigue Mediterráneo; No hago otra cosa que pensar en ti; Para vivir; 19 días y 500 noches; Noche de bodas; Y nos dieron las 10; Por el boulevard de los sueños rotos; Contigo; Señora; Que se llama soledad; Lucía; Aves de paso; Ruido. Mención aparte merece La del pirata cojo, para la cual se disfrazaron de filibusteros, y por supuesto, ya casi para concluir, Fiesta, antes de los infaltables “bises”, terminaron la función con el mismo rock con el que empezaron.


¡Vaya! Con lo difícil que es graduarse en Felicidad…
Esta vez el Nano me dio todas las respuestas.

Marisol
Lima, Perú
Noviembre de 2007

martes, 11 de setiembre de 2007

Crónica sobre Arequipa, la "Ciudad Blanca" del Perú

Arequipa, la Ciudad Blanca del Perú


El lunes 27 de agosto pasado viajé a Arequipa para dictar un curso en el Hotel Sonesta Posada del Inca. Sin embargo, este no es un recuento del curso donde conocí a 24 lindas participantes, a cual más cariñosa y agradable, sino pretende ser una crónica sobre este departamento del Perú.

Como era mi primera vez en esta ciudad, no podía perder la oportunidad de conocerla y a pesar de mi escaso tiempo, tuve la estupenda idea de tomar un buen city-tour gracias al cual hoy puedo ofrecerles algunas luces sobre esta hermosa ciudad peruana, donde nació mi hermana Elsi.

El departamento de Arequipa queda a mil kilómetros al sur de Lima, después de Ica. Tiene ocho provincias, tres de ellas bañadas por el Océano Pacífico: Caravelí, Camaná e Islay. Las otras cinco provincias, La Unión, Condesuyos, Castilla, Caylloma y Arequipa-capital están situadas en la Sierra peruana, rodeadas por la Cordillera de los Andes. Es la segunda ciudad más importante del Perú y tiene, aproximadamente, un millón de habitantes. El clima es de lo más agradable la mayor parte del año, cálido y seco, con mucho sol y un envidiable cielo azul. La época de lluvia es de enero a marzo. En la noche baja la temperatura pero cuando te abrigas bien es suficiente, al menos para mí. Arequipa-capital queda a 2230 metros sobre el nivel del mar. Sin embargo, la altura no se siente, por lo menos yo no la sentí en ningún momento. No necesité mate de coca ni pastillas contra el soroche (mal de altura) aun cuando iba con un botiquín bien provisto de todos los medicamentos que pudieran ser necesarios, para evitarlo.

El vuelo de Lima a Arequipa dura una hora y media. Llegué cansada, a las seis de la mañana y dispuesta a dormir. Mi curso empezaba a las tres de la tarde hasta las nueve de la noche y no podía darme el lujo de sentirme mal ni por un momento, así que dormí apenas llegué al hotel, tan solo a quince minutos de haber salido del pequeño aeropuerto arequipeño, lo que es una verdadera maravilla en tiempos como los que vivimos, donde todos te apuran, te revisan hasta el pelo y finalmente, el estrés te rebasa cuando no has empezado la primera jornada. No hay forma de que esto les ocurra allí.

La famosa "Ciudad Blanca" es llamada así por sus construcciones en sillar blanco, piedra noble que da una bella imagen a toda la ciudad. Traía conmigo algunos prejuicios por el supuesto carácter vanidoso y displicente de los arequipeños. Nada más lejano de la realidad. Es común que en Lima comentemos que ellos quieren 'seriamente' que los demás peruanos saquemos pasaporte para entrar a su ciudad. Esas son bromas que también forman parte de este relato.


Una de las calles de Arequipa


Lo que ocurre es que los arequipeños están muy orgullosos de su ciudad, que ha sido declarada por la UNESCO como Patrimonio Cultural de la Humanidad. La cuidan con esmero, se preocupan de mantenerla impecable y ordenada. Las construcciones mantienen las líneas arquitectónicas de la época colonial. Tienen un nacionalismo bien entendido, y con razón, además. La mayoría de lugares son muy seguros, así como los taxis que, además, son muy baratos. No existe el tráfico tremendo de Lima y todas las calles tienen semáforos que los conductores acatan, como debe ser. Además de ello, cada taxista es un excelente guía turístico y con el mayor desinterés les informará sobre los sitios lindos que deben visitar y sus platos típicos como el chupe de camarones, el rocoto relleno, el adobo y demás manjares deliciosos que forman parte de la exquisita comida arequipeña. No pude probar casi nada por obvias razones de trabajo, salvo los famosos camarones que son mi debilidad. ¡Qué maravilla!

No encontré ni una sola persona que no me sonría o salude. Los arequipeños son amables y saben hacer marketing con su temperamento. Son muy ingeniosos con ese supuesto 'nacionalismo' del que hacen gala y siempre están alegres. Claro que si eres de algún lugar del Perú, de todos modos te preguntarán si ya te sellaron el pasaporte, de una manera divertida y para nada ofensiva; es una de sus costumbres. En el aeropuerto venden souvenirs que son pasaportes arequipeños y billetes de "100 characatos de oro", lo que es muy gracioso, como pueden ver.



Un simpatiquísimo y risueño taxista me contó la historia del policía de tránsito, Eloy Vera, quien fue nombrado "el Policía Amigo del Año" nombramiento del Alcalde de Arequipa que contó con la votación unánime de los arequipeños de la capital. Resulta que Eloy Vera es un señor muy amable que siempre saluda a todos los transeúntes que pasan a su lado; ayuda a las personas mayores y a los niños a cruzar las calles, si alguien comete por primera vez alguna infracción no le pone multa pero en cambio le dará una lección paternal de urbanidad y buenas costumbres. Sin embargo, si el cristiano vuelve a reincidir, le pondrá la multa con toda seguridad porque él recuerda con precisión las caras y los nombres de toda su gente. Este señor es todo un personaje y los arequipeños citadinos lo estiman mucho. El taxista se tomó el trabajo de dar la vuelta a la Plaza de Armas para enseñarme quién era ese señor tan famoso al que todos quieren.



Clásicos solares arequipeños


Y bueno pues, como les decía, tomé el city-tour en el "Bus Tour" que se ubica en la puerta del Hotel Sonesta de la Plaza de Armas. Subí al segundo piso, al aire libre, para no perderme ningún detalle. Fue una excelente manera de utilizar el tiempo que me quedaba antes de las tres de la tarde, hora de inicio del curso. Es un periplo de cuatro horas que pasó volando.


A los arequipeños les dicen "characatos". No llegué a comprender bien a la guía cuando nos explicó por qué razón les dicen así. Lo que sí puedo decirles es que la palabra "Arequipa" proviene de vocablos quechuas: 'ari' y 'qui pay' que significa: "Sí, aquí quedaos". La leyenda cuenta que el cuarto Inca Mayta Cápac viajaba con su séquito y de pronto se vio atraído por esta linda ciudad y cuando sus militares le preguntaron si podían permanecer ahí, el Inca respondió: "ari qui pay".


En el Bus-Tour, lista para partir


Arequipa está rodeada de volcanes que -felizmente- no están en actividad: el Misti (el caballero), el Chachani (el más querido), el Picchu Picchu (el superior) y el volcán nevado de Ampato, donde fue descubierta la "momia Juanita". Este último se ve muy a lo lejos, al lado izquierdo del Chachani. Desde los Miradores del Carmen, Yanahuara y Sachaca se puede apreciar la maravillosa vista hasta en 360° de toda la ciudad, con sus andenes verdes y floridos y sus parcelas cultivadas.


Vista del Volcán Misti, desde Sabandía


Vista desde el Mirador del Carmen

Arequipa tiene muchas iglesias, a cual más linda y cuidada, gracias a los buenos oficios del Arzobispo y Benefactor de la ciudad, José Sebastián Goyeneche y Barreda (Arequipa, 1784-1872). Su legado se aprecia hasta ahora. Los lugares turísticos más importantes de la ciudad son la Catedral, las iglesias de la Compañía, de la Recoleta, de Yanahuara, del Carmen, el Monasterio de Santa Catalina, el Molino de Sabandía, Paucarpata ("andén florido" en quechua), la Mansión Goyeneche, la Mansión del Fundador Garcí Manuel de Carbajal (algunos escriben Carvajal, con "v"), teniente español nacido en Extremadura, Placencia, quien fundó la ciudad de Arequipa el 15 de agosto de 1540. Allí vivió hasta su destitución por Carlos V, el Rey de España de aquella época.

Iglesia de la Compañía, en la Plaza de Armas

Lienzo del Arzobispo Goyeneche (Mansión del Fundador)

Portales del Mirador de Yanahuara

Los portales que rodean la Plaza de Armas son construcciones nobles en sillar blanco y rosa. La pileta central de tres platos también es llamada "Tuturutu", pues con ese sonido el Obispo Juan Cavero de Toledo estrenó su obsequio, el 20 de octubre de 1735. Otra visita obligada es la del cañón del Colca con el clásico vuelo matinal del cóndor.

En fin, existen muchos otros lugares que aún no he visitado, y por ello me quedé con las ganas de volver para terminar de conocer la ciudad y su famosa comida que en esta oportunidad no pude probar como hubiera deseado por lo corto del viaje y el motivo no turístico que me llevó a Arequipa.

Si esta crónica l@s llevó de paseo imaginario por uno de los lugares más bonitos del Perú, puedo sentirme satisfecha.

Vista de La Catedral, al atardecer


Sol O'Connor
Lima, 29 de agosto de 2007

domingo, 25 de febrero de 2007

Silvio a la Carta


Este jueves pasado, Lima se vistió de trova y volvió a vibrar con la música de Silvio Rodríguez, cantautor cubano, sencillo, de pocas palabras, que se presentó ante más de cinco mil almas peruanas, argentinas, ecuatorianas, chilenas, venezolanas y cubanas que se sumaron a la fiesta limeña, pues habían viajado especialmente para escucharlo.

Silvio empezó su concierto con un saludo simple y cálido: “Gracias, regresé a Perú para corresponderles su afecto”. Entiendo que se refería a “Silvio a la Carta”, corriente conformada por un grupo de trovadores jóvenes limeños que cantan su música en las noches de Barranco y Miraflores desde hace algunos años.

Silvio trasmite timidez, no hace gala de mayores pretensiones, con el fondo austero de un escenario negro, sin ninguna ostentación, vestido con una camisa azul de jean y luego, con una camiseta negra, realizó la magia de encandilar a un público que después de veintiún años, lo pedía todo de él, todo y mucho más... Y él se dio por entero, en un local lleno de gente de todos los colores y sabores, que coreaban sus letras. Este cantautor logró un milagro de hermandad que siempre debería existir entre nosotros.

Silvio nos ofreció ayer El escaramujo, Te doy una canción, Son desangrado, Punto, Érase que se era, Ángel para un final, La era está pariendo un corazón, La maza, Playa Girón, Sinuhé, Papalote, Ojalá, Óleo de una mujer con sombrero, entre otras tantas que cantó. Al final, seis bises no se hicieron esperar, sí, como lo leen, seis bises porque el hombre no podía irse, y es que era simple: no queríamos dejarlo ir. No vaya a ser que pasen otros veintiún años y ya sea demasiado tarde, para nosotros o para él. Noche memorable para todas las edades que disfrutamos con un Silvio, verdaderamente “a la carta”.

Hoy, Silvio Rodríguez será distinguido como Doctor Honoris Causa de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, en la casona del Parque Universitario de Lima.

A modo de anécdota les cuento cuándo fue la primera vez que escuché una canción de Silvio. Yo tendría trece años y Paco, el hermano mayor de mi amiga-hermana-hija Jacinta, puso en el tornamesa de la sala de música de su casa aquel disquito de vinilo de 45 r.p.m. Fueron dos canciones: "Te doy una canción" y “Madre”. Suficiente. En aquel momento se consagró el tácito pacto de honor entre su música y mi fidelidad.

Pasó el tiempo y ya con 23 años, una hija recién nacida y todas las ganas de escucharlo en vivo y en directo, pude asistir por primera vez a un concierto de él, en el campus de la Universidad Católica. Silvio no me defraudó ni por un momento. Era el mismo que yo esperaba, y digo esto porque no sé si a alguien le ocurre lo que a veces, a mí, que prefiero escuchar en casa la música que me gusta, pues así puedo apreciar mejor los arreglos de estudio, las voces y los instrumentos, uno a uno, pues hay algunos artistas cuyas voces en vivo difieren mucho de lo que uno escucha en el disco y eso puede significar una gran decepción.

Pienso que Paco, desde el cielo, debe haber estado presente en el concierto, coreando con nosotros las canciones de Silvio, tocando el piano o la guitarra, como lo hacía siempre.

Como corolario puedo contar que hoy tengo la suerte de compartir mi gusto por la trova de Silvio con mi hija Denisse, quien tiene ya 22 años y vivió conmigo esos momentos que toda madre afortunada podría desear.

Lima, 22 de febrero de 2007

martes, 7 de febrero de 2006

Crónica de mi viaje a Cuba

Aeropuerto de La Habana

Enero de 2006.

Por fin conocí Cuba, Matanzas, Varadero y La Habana Vieja y La Habana Nueva y pude darme la oportunidad invalorable de volverme reportera de investigación por ocho días, contra la voluntad de mi esposo, quien hizo lo posible -o mejor dicho, lo imposible- para que me calle y no pregunte nada.

Pero como yo nací rebelde, no le hice caso y con esa tendencia socio antropológica que se apodera de mí cada vez que visito algún lugar nuevo, pude conversar hasta la saciedad con la gente, escuchar diversas respuestas a lo mucho que tenía que preguntar, pude ver cómo viven y lo poco que tienen, así que, aunque ustedes no lo crean, no me resultará nada fácil explicarlo en pocas palabras y por ello he escrito casi un testamento. 'Disculpe el señor', como diría el maestro Serrat.

Primero les hablaré un poco de la parte turística entremezclada con la realidad cubana, porque van de la mano. Finalmente y como corolario, les contaré una anécdota.

Durante todo el trayecto desde el aeropuerto hacia Matanzas, una de las provincias donde queda la playa de Varadero, verán paisajes verdes y naturaleza hermosísima, con playas de mar azul y verde, a izquierda y derecha, rompientes de mar, palmeras y manglares más verdes aún. Maravilloso. Una buena carretera con poca señalización y mucha publicidad revolucionaria. De la otra, nada.

En la tercera parte del camino tienen que hacer un alto en el "Mirador del Puente Bacunayahua" para tomar la piña colada más deliciosa que jamás probarán. El señor que los atienda les dará un buen vaso de piña colada y, por separado, una botella del ron blanco, Havana Club, el mejor ron cubano, dicho por ellos, para que ustedes agreguen el licor a su gusto y antojo. Eso sí, preparen sus bolsillos porque es la piña colada más cara que probarán. Para los turistas todo es así.

En este mirador impresionante podrán apreciar una especie de precipicio con una "catarata" verde de manglares a cada lado del río que está atravesado por dicho puente y hasta se podrán marear con sólo acercarse a mirar hacia abajo, por la profundidad de su sima.

Esta época del año es invierno para ellos, y generalmente llega a sólo 29° ó 30°C al medio día y en la noche puede bajar hasta 21°. Si les toca mal tiempo lloverá y habrá un viento muy fuerte como, felizmente, nos tocó solo el primer día en Varadero. Oscurece a las 7 de la noche y amanece recién a las 8:30 de la mañana. Antes de esa hora, todo está oscuro. Los días se hacen muy cortos.

Para salir de Varadero y conocer la ciudad de La Habana les recomiendo que lleven su licencia de conducir y alquilen un auto. No tomen un tour, por dos motivos:

Primero, porque sale carísimo, casi 100 dólares por persona; nosotros éramos cinco así que se imaginarán que pagar 500 dólares por el tour era demasiado para un solo día versus los 170 dólares que nos costó un Peugeot 206 del año, con todo incluido, hasta la gasolina.

Segundo: durante todo el tour recibirían una apología constante sobre la revolución y creo que eso podría llegar a ser realmente cansador para un viaje turístico de familia donde la única 'reportera de investigación' era yo, pues los demás estaban de vacaciones.

¿Adivinen cuánto cuesta un mapa para llegar a La Habana, uno de esos planos doblados que siempre te regalan por montones en el lobby de cualquier hotel del mundo? ¡10 dólares! Sí. Es lógico que todo turista necesita un mapa para no perderse y, lógicamente, si quieres conocer lo más que puedas en tu recorrido, ni modo, tienes que comprar uno. Por ello, les aconsejo que vayan a Cuba con su mapa bajo el brazo, desde su país de origen.

Son dos horas y media de viaje desde Varadero a La Habana pero llegarán sin problemas pues toda la gente que hace auto-stop (en Lima les decimos: "que tira dedo") les brindará muy amablemente la información que necesiten.

Hay muy pocos carros que circulan, la mayoría del 1950, pintados de colores extravagantes y algunos camiones ensamblados (les dicen "camellos", si mal no recuerdo) para llevar a la gente trepada a como dé lugar, ansiosa de llegar a su destino. También hay muy pocos buses ("guaguas") y, por supuesto, van repletos. Muchas personas esperan durante horas en los paraderos de la carretera, para llegar a sabe Dios dónde. Se darán cuenta de que en el camino hay tanquetas, bicicletas y jeeps verdes con sus militares verdes, revisando y mirándolo todo.

Los únicos carros nuevos son, en su mayoría, de marcas Peugeot, Mercedes y Audi, que los hoteles alquilan a los turistas para sus paseos por La Habana.

En el camino encontrarán hombres viejos fumando habanos, sentados en el umbral de sus casas, mirando al infinito, como si fueran parte de una novela de García Márquez, al estilo de "El coronel no tiene quién le escriba". Un chofer nos confó en confidencia que son cubanos informantes a quienes el gobierno les paga para que 'ayuden' a que no haya disidentes. Los verán en las pocas paradas que existen entre la carretera desde el aeropuerto al hotel y luego, hasta la misma ciudad de La Habana. Según mis investigaciones, ningún chofer puede hablar de más, y mucho menos, mal de su gobierno porque iría preso indefectiblemente, hasta por 20 años.

Cuando lleguen a la ciudad de La Habana tienen varios puntos obligados para visitar: el Gran Parque Histórico Militar "Morro-Cabañas" donde pueden observar la ciudad desde su mirador; el Museo de la Revolución que antes fuera el Palacio Presidencial; el Capitolio; un típico restaurante-bar: "El Floridita"; La Plaza de la Revolución donde verán un hermoso monumento del héroe nacional José Martí; al lado izquierdo verán el gran edificio donde trabaja Raúl Castro; detrás está el Consejo de Gobierno donde trabaja Fidel y hacia adelante verán el imponente Ministerio de Defensa, con una gran bandera cubana y el rostro del Che, forjado al parecer, en hierro negro y su famosa frase: "Hasta la victoria, siempre".


Si tienen tiempo, aprovechen para dar una vuelta en alguna de las carretas jaladas por caballos, alrededor de la Plaza de la Revolución. Recuerden que no hay tráfico así que la posibilidad de algún accidente es casi nula.

No dejen de visitar la Necrópolis de Cristóbal Colón ni el Hotel Nacional de Cuba con su Malecón Habanero, donde tendrán una vista hermosa panorámica de la isla y verán una imponente rompiente.

La famosa Plaza de la Catedral es muy pintoresca y alegre. Visiten la Catedral antes de las cinco de la tarde porque cierran sus puertas puntualmente, así como la Iglesia de San Francisco de Asís.

Si cruzan de frente desde la Plaza de la Catedral y entran al Hotel "Ambos Mundos" escucharán a un señor que toca el piano maravillosamente en medio de un patio muy lindo de estilo sevillano donde están las mesas del comedor.

Al lado derecho de la Catedral encontrarán una callecita medio inclinada que tiene otro restaurante-bar típico: "La bodeguita del medio".

Dense un paseo por el mercadillo de artesanías, hay algunas cosas muy lindas y a muy buen precio. Sobre todo, fíjense en los tallados estilizados de una sola pieza de ébano que son realmente hermosos y te los envuelven muy bien para que no se rompan cuando vayan en la maleta, cuando emprendan el regreso a casa y si compras dos, te regalan un tercero.

Eso sí, nadie les podrá aceptar ninguna moneda que no sea el peso CUC, sobre el que les hablaré más adelante, por lo tanto, obligadamente, tienen que llevar ese tipo de peso turístico para todo consumo que deseen realizar.

Ahora, para que mi crónica sea lo más fidedigna posible, dejo la parte turística para contarles lo que me explicaron los mismos cubanos sobre cómo funciona el sistema de la salud gratuita en los hospitales, la educación pública, los ingresos reales del cubano promedio, de qué se trata y qué entienden ellos por el bloqueo de EEUU y el autobloqueo que Fidel ha infligido a su propio pueblo al poner el peso cubano por encima del dólar americano, además de prohibir su circulación por todo el país, ¡incluyendo el duty-free! Eso me parece una locura porque es toda una complicación tener que hacer una cola tremenda para cambiar tres dólares porque de lo contrario no puedes tomar ni siquiera una Coca Cola verdadera (eso cuesta allá) y hace que los turistas salgan muy fastidiados de Cuba.

Igual que yo.

Así es. Y les diré mis motivos.

Cuando salí de Cuba me prometí no regresar hasta que caiga el comunismo porque es tal el choque emocional que sentí al ver la realidad cubana que no deseo volver a sentirme mal después de unas vacaciones familiares que debieron ser lindas y relajantes, tras visitar este país tan hermoso, con el único afán de conocer su cultura y, de paso, gozar de un resort paradisíaco en Varadero. Si existe el paraíso, para mí está en Centroamérica y una de sus sucursales queda en Cuba.

Bueno pues, me he sentido ridículamente culpable de ser turista en un país que más que hambre, tiene tristeza y desesperanza, gente que tiene que mendigar en todo momento y, en ocasiones, hasta robar para dar de comer a su familia porque las asignaciones gubernamentales no le alcanzan a nadie. La delincuencia es poca, pero existe y todos te advierten de ella. Hay que estar preparados, sobre todo en las callecitas estrechas y perdidas de La Habana Vieja.

No quisiera que nadie me malinteprete ni tampoco estoy diciendo que en Cuba existe más pobreza que en Latinoamérica. Eso no es así. Sin embargo, sólo trato de explicar que en este país no hay extremos: todos son pobres, viven con lo mínimo y peor aún, sin ninguna esperanza de surgir o poder ver una luz más allá de lo evidente. Todo ello, gracias a la revolución de Fidel.

A la nula reacción de los cubanos cuando ven esa vida turística a la que ellos no tienen cómo acceder porque carecen de defensas económicas e ideológicas por su falta de libertad, sin medios de comunicación a la mano para conocer qué ocurre en el exterior (olvídense de internet, por favor, eso es para algunos privilegiados y turistas) y sin armas para reaccionar, únicamente se me ocurre una explicación: sufren del "síndrome de la desesperanza aprendida" sobre el que tanto hablan los psicólogos y psiquiatras. Pondré un ejemplo, a modo de diálogo, a ver si me explico:
-¿Y cómo estás?
-Bien.
Aunque se estén muriendo de a pocos, sin saber por qué.

Ahora, so riesgo de aburrir a los lectores, paso a la parte económica.

Antes, Cuba cambiaba 24 pesos por cada dólar americano, pero Fidel se dio cuenta de que eso hacía que mucha gente con familia en el extranjero o quienes trabajaban con turistas (por las propinas) tuvieran un mejor pasar económico respecto a la canasta familiar básica de los demás. Por ello, decidió y declaró recientemente: "El dólar está hoy a nuestra merced" (sic). Yo misma lo escuché y también lo vi en el canal de CubaVisión. Repetían, día a día, este discurso de casi dos horas. No miento ni exagero nada. El Diario Granma es una permanente apología a Fidel y su revolución y a la perversidad del maligno Bush y compañía.

Con esta medida, Fidel ha logrado que quienes antes recibían dólares de sus familias en el extranjero y tenían un mejor vivir estén hoy prohibidos de utilizarlos y tengan que cambiarlos obligadamente a 80 centavos de peso CUC (Cambio Único Convertible) por cada dólar americano. Esta disposición ha mermado en gran medida la precaria economía de quienes percibían dólares americanos. Por ende, ya no tienen ninguna capacidad de ahorro, por mínima que ésta haya sido en las buenas épocas.

Existen dos tipos de moneda en pesos cubanos: el peso CUC y aquél con el que los cubanos reciben sus salarios, al que no pueden acceder los turistas. Eso hace que el gobierno lo controle todo.

El cubano que más gana es quien recibe 13 pesos CUC, que equivalen a 10 dólares americanos mensuales. Lógicamente no les alcanza para nada, ni para invitar una cerveza a la enamorada, tal como me contaba un encantador animador del hotel que se recurseaba vendiendo CDs con compilaciones de música cubana. El mercado negro lo es todo para ellos, lo que no es nada aconsejable para un turista porque si la casa de cambio te paga 80 centavos de pesos CUC por dólar, ellos sólo te pagan 60 centavos ya que se aprovechan de tu necesidad y de tu apuro por conseguir pesos para cualquier cosa, sobre todo si son más de las siete de la noche y la casa de cambio ya cerró, pues nadie te puede aceptar un solo dólar americano ni otra moneda que no sea la suya. Está absolutamente prohibido.

Ahora les contaré algo sobre los paradigmas cubanos.

¿La salud es gratuita? Sí. La gente hace su cola, saca el ticket y el médico los atenderá, cuando les toque el turno. Sólo les dan las medicinas básicas, las otras las deben comprar con su máximo sueldo de 13 pesos cubanos. Si tienen alguna enfermedad más grave, el gobierno verá de curarlos si es que el tratamiento resulta muy costoso, como el cáncer, por ejemplo, aun cuando quizá sea demasiado tarde.

Como la salud es gratuita, los cubanos me comentaban que les indigna que los extranjeros vayan a curarse a Cuba porque les sale más barato. Sobre todo, se molestan mucho con los europeos porque el euro está mejor cotizado y no está bloqueado como el dólar, aun cuando tengan que cambiarlo obligadamente a pesos CUC (1.10 pesos por euro), y sienten que les están quitando la atención médica que ellos merecen, porque ningún extranjero necesita hacer cola para nada. Los extranjeros tienen prioridad sobre los cubanos.

¿La educación pública es gratuita? Sí. Igual que en cualquier país de Latinoamérica, con la excepción de que en Latinoamérica, Europa o EEUU podemos escoger si deseamos poner a nuestros hijos en colegios privados. En Cuba la educación es obligatoria, eso sí es bueno, buenísimo. 97.5% de alfabetización en la población es un índice digno de elogio.

¿Los cubanos pueden acceder a viviendas? Sí, aunque no sean suyas. Todos tienen acceso a una vivienda, aun cuando sinceramente no sé si serán dignos esos complejos habitacionales que he visto, donde no ha pasado una mano de pintura en varios años, por decirles algo. El cubano pedirá al gobierno que les asigne un lugar para vivir y al cabo de "X" años puede acceder a ser dueño de ese lugar, pagando el precio del predio que le fije el gobierno. Si se va del lote, crece la familia, o desea mudarse a otro lugar, pierde todo y tiene que volver a empezar.

¿Cuba tiene algún libro que no sea revolucionario para leer? Por lo menos yo no he visto ninguno que no sea comunista o que no tenga la cara del Che Guevara en la portada. Los demás son libros alienados según la concepción del gobierno, y simplemente no existen en la isla. No hay dónde comprar libros comunistas tampoco. Sólo puedes leerlos allá, en la biblioteca o en el lobby del hotel, donde ciertamente hay muy pocos para escoger.

¿Cuba tiene carteles publicitarios en las calles? Sí. A montones. Cada treinta segundos te encontrarás con un panel gigante de publicidad revolucionaria con frases textuales que copié en mi bitácora verde, camino al hotel y luego a La Habana, para no perderme las que más me impresionaron y, sobre todo, para ser fiel a la verdad:

* "Plan Bush: Nos quitará las casas, nos quitará la vida y todo lo que hemos construido".

*"Cuba es libre y soberana. ¡Fuera yankees!".

*"Este país no será sometido ni conquistado".

* "26 de julio: Victoria de las ideas".

*"Matanzas: Pueblo laborioso, enriquecido y culto".

*Fotos gigantes de Bush en blanco y negro con dos huesos cruzados, al estilo bandera pirata y debajo el lema: "asesino, se busca".

*100 fotos (por decir algún número) del Che Guevara, con el lema: "Hasta la victoria, siempre".

*"Patria o muerte".

*"El Plan Bush te quitará a tus amigos, a tu familia, tu vida, tu libertad y el descanso que mereces".

*"Bush, Hitler y Napoleón (los tres juntos, en imágenes): Sicarios universales".

En fin, pienso que todos estos mensajes y muchísimos más que no pude terminar de copiar, no hacen sino lavar permanentemente el cerebro del pueblo cubano junto con la información mediática parametrada que reciben y hacen pensar a los turistas que el país vive en una guerra fría permanente contra el mundo. Al menos así se siente uno desde que te encierran en una caseta, te piden el pasaporte para ingresar a Cuba y te dicen, con voz firme, uniforme militar y cara seria: ¡míreme a los ojos!

A pesar de tanta publicidad revolucionaria, no van a ver casi ningún cartel con la cara de Fidel, el real autor de todo lo que ocurre en Cuba y quien se esconde tras la imagen heroica del Che, un ícono y paradigma que -pienso- si hoy viviera y contemplara en qué terminó su plan de libertad, igualdad y fraternidad, creo que se pararía de la tumba y él mismo iría a fusilar a este dictador cuya fortuna, según la revista "Forbes" asciende a 550 millones de dólares. Es verdad que esta revista es norteamericana y yo no lo he comprobado. Debo ser imparcial para que lo que les relato tenga validez.

Por lo demás, no existe ningún otro cartel publicitario porque no hay una real industria ni competencia comercial; casi todos hablan a favor de la revolución (salvo los más valientes) porque nadie puede tener más que nadie. Ergo, es innecesario publicitar cualquier producto si éste no podrá ser adquirido por los demás a precios competitivos. Los cines están vacíos, no hay confiterías, los restaurantes al paso son mayormente para turistas. Los almacenes de alimentos carecen de todo. Ni qué decir de las farmacias que con las justas venden el botiquín básico de cualquier casa, por decirles algo.

La canasta básica consta de pan, azúcar, arroz, aceite, alguna "calnecita" y algo más (ellos tienen la particularidad de no pronunciar la "R" sino que la vuelven "L" (matal, molil, levolución, compañelo, etc.), es un acento que me sonó simpático porque su gente sí que lo es.

Cuando les llegan los vales de asignación familiar puede tocarles una botella de aceite por familia y deberá durarles mes y medio. Entonces, ¿qué hacen? El hijo recibe la botella de aceite, le da la mitad a su madre, su madre la reparte con sus otros hijos y así, la cadena sin fin.

Lo impactante es que, por un lado, todos se prestan de todo y son muy solidarios para poder llevarse un pan a la boca diariamente, pero la paradoja está en que esa solidaridad acaba cuando, por el otro lado, ellos mismos -intuyo que por su propia mente ya programada para hacerlo- no permiten que un vecino tenga más que otro y lo delatan al gobierno, quien le confisca todo lo que tiene de más.

¿En Cuba existe prostitución? Sí, muchísima, como en muchas partes del mundo, además. Encontrarán desde niñas de 13 años hasta
adult@s prostituyéndose por una pastilla de jabón o un dentífrico. Sin embargo, Fidel dice, ufanándose, que sus prostitutas son las más sanas y limpias del continente. Al parecer, lo dice como si estuviera orgulloso de ello.

Dicho sea de paso y adrede también, la gente cubana tiene un tipo hermoso, son rubios, dorados, de ojos verdes, mulatos muy lindos
mulat@s o negr@s precios@s, y llevan el sabor del Caribe en las venas. Les podría decir que prácticamente no existen hombres gordos en Cuba.

¿Cuba es un país alegre? No lo vi así. La tristeza de su gente es contrastante con la alegría y el ritmo de su música pero cuando cantan y bailan se olvidan de las penas. Tienen mucho ritmo. Sin embargo, la mirada desoladora de esos ojos que he contemplado con detenimiento me dejó tristemente impresionada.

¿Cuba tiene esperanza? ¿Cree en Fidel? Sinceramente, no lo sé. Cuando lo preguntas, ellos te miran fijamente durante algunos segundos y después de un suspiro, te responden: "eso es muy complicado, chica", como tratando de ponerse una careta y ocultar una verdad que les duele en el alma y que no desean reconocer.

Tengo versiones encontradas. Por un lado algunos me dijeron que quieren que cambie el sistema y por el otro, que todo siga igual pero sin bloqueo. No pronuncian nunca la palabra "Fidel" como si él no existiera o estuviera prohibido mencionarlo; quieren que EEUU (Satán, para ellos) y el mundo les abran las puertas, pero por otro lado, dicen que quieren seguir teniendo ese "socialismo" tan suyo. Lo pongo entre comillas porque ese régimen que les venden como "socialista" no tiene nada de socialista. Es el más puro y recalcitrante comunismo desde hace 47 años de opresión, conmemorado todos los 1 de enero, fecha en la que celebran la revolución.

¿Cuba tiene acceso a la información, a periódicos, a la televisión? Parametradamente, sí. Todo lo que sale al aire es previa y minuciosamente revisado bajo el filtro de Fidel y de su entorno. Los canales de televisión no hacen otra cosa que hacer apología a las bondades de Fidel y de Chávez; saben que este último les brinda ayuda económica a cambio de equipos de médicos que van destacados de Cuba a Venezuela.

Cada cierto lapso de tiempo y durante todo el día los canales cubanos de TV deben pasar información sobre Bush y su "siniestro" plan de acabar con las familias, con la educación, con la salud de Cuba, etc.

Todos los programas extranjeros que ven han sido cuidadosamente escogidos para que los cubanos solo vean la bazofia televisiva de Latinoamérica, EEUU y Europa. No existe ningún programa que permita que alguien pueda darse cuenta de que existe otra realidad absolutamente distinta fuera de su isla.

Salvo en los hoteles, los cubanos no tienen cable ni tampoco internet y si la hay (Cubacel), está absolutamente restringida a información web que no sea relativa al comunismo y a la revolución. Eso, para los cubanos. Para los turistas, internet es libre pero cuesta 3 dólares por 10 minutos, es decir: carísimo, porque la conexión es lenta y el tiempo pasa volando.

¿Los cubanos saben dónde vive Fidel? Pues no. No tienen la menor idea. Saben dónde tiene su sede de gobierno pero nadie sabe dónde vive realmente, y al parecer, no quieren saberlo tampoco.

Pregunté por Silvio Rodríguez, uno de mis admirados referentes cantautores más cercanos de la Nueva Trova. Tampoco saben dónde vive él; lo quieren mucho porque es un artista reconocido, al igual que Pablo Milanés; ¡ah! lo olvidaba: ¡Creo que este cubano maravilloso que compone y canta lindo es el único gordo de Cuba!

Según la gente cubana, su himno es "Yolanda", cantado a dúo entre Silvio Rodríguez y Pablo Milanés. Nunca lo escuché en Varadero, posiblemente porque era una canción romántica y lenta. Algo increíble y paradójico: nadie tehabla de Celia Cruz, pero sin embargo, en La Habana Vieja encontrarán en la Plaza de la Catedral a señoras disfrazadas de Celia y señores, de Pedro Knight,
dispuest@s a tomarse una foto contigo y decir: ¡Azúcar! y cantar: "La vida es un carnaval".

Y ahora, para terminar y no aburrirlos más, les cuento una sola anécdota:

Un día antes de regresar a Lima, conversé en la playa con un artesano que me vendió un collar y una vez más, ya con estilo de reportera de tanto preguntar, le dije, a boca de jarro: ¿estás de acuerdo con la política cubana? El hombre rubio, de ojos verdes, me miró fiero y de un modo rotundo y tajante me dijo: ¡No! Me quedé conversando con él casi una hora y su conversación fue la más feroz que había escuchado de todos los cubanos a los que había tenido la oportunidad de conocer y "entrevistar", siempre con mi bitácora en mano para no olvidar nada.

La cosa fue así:

Me contó que como artesano él pagaba al gobierno 200 pesos que había ahorrado (una suma exorbitante para ellos, por cierto) para tener acceso a poner su carretilla de collares y artesanías en este hermosísimo hotel de Varadero. Como la artesanía es cara para los turistas dentro de los hoteles, a él le salía a cuenta el negocio y podía continuar pagando la concesión que el hotel le había brindado luego de tanto luchar para conseguir la autorización del gobierno.

Se había casado con una española y formó una familia. El gobierno les asignó una casita y él con el tiempo logró comprarla y también adquirir un carro del 1953 (ojo, eso es un lujo para ellos).

¿Qué pasó entonces? Que alguien le sopló al gobierno que él ganaba mejor que el resto de sus compañeros y un día como cualquier otro llegaron los 'verdes' y le quitaron casa y carro, le confiscaron todo lo que tenía y se quedó sin nada. Hoy está volviendo a empezar. Me dijo que la vida en Cuba era una real m... y que lo único que querría es volver a juntar plata, esta vez para poder largarse de allí.

Me contó también que cada hotel le paga al gobierno una comisión del 51% por la concesión de la playa y, sin embargo, los cubanos que trabajan ahí no son pagados por el hotel sino por el mismo gobierno. Ellos son los que mejor ganan porque reciben 13 pesos CUC mensuales, es decir, los 10 dólares de los que hablé anteriormente, sin incluir las propinas. Sin embargo, se recursean vendiendo artesanías, CDs, alquilando tours privados, haciendo de todo y hasta lo imposible por tratar de sobrevivir.

Luego de mi extensa charla, al despedirme de él me pidió que no le cuente a nadie de allí lo que me había dicho porque lo encarcelarían 20 años por disidente y perdería a su familia. Le pregunté si esto podría contarlo en mi país y me dijo que sólo cuando me fuera se lo contara a quien quiera. Por supuesto que no me dio su nombre ni yo quise preguntárselo tampoco, no sea que lo pudiera comprometer.

He llegado a Lima y siento que durante una semana estuve entre el cielo y el infierno a la vez: Varadero es un paraíso exclusivo para los turistas, por supuesto. Ningún cubano puede bañarse en esas playas de ensueño que son suyas.

Cuba tiene los dos polos de la moneda en su país, una isla maravillosa que se quedó atrapada en el tiempo desde el 1950 y que hoy resulta ser una cárcel para su gente que no se da cuenta de lo que tiene.

Desde esta perspectiva personal, hoy me doy cuenta de que lo más preciado que tengo en la vida aparte de mi familia es la libertad.

Sol