martes, 18 de noviembre de 2008

Retrato - Poema de Antonio Machado





RETRATO

Mi infancia son recuerdos de un patio de Sevilla,
y un huerto claro donde madura el limonero;
mi juventud, veinte años en tierras de Castilla;
mi historia, algunos casos que recordar no quiero.

Ni un seductor Mañara, ni un Bradomín he sido
—ya conocéis mi torpe aliño indumentario—
mas recibí la flecha que me asignó Cupido,
y amé cuanto ellas puedan tener de hospitalario.

Hay en mis venas gotas de sangre jacobina,
pero mi verso brota de manantial sereno;
y, más que un hombre al uso que sabe su doctrina,
soy, en el buen sentido de la palabra, bueno...

Desdeño las romanzas de los tenores huecos
y el coro de los grillos que cantan a la luna,
a distinguir me paro las voces de los ecos,
y escucho solamente, entre las voces, una...

Converso con el hombre que siempre va conmigo
—quien habla solo espera hablar a Dios un día—
mi soliloquio es plática con ese buen amigo,
que me enseñó el secreto de la filantropía...

Y al cabo, nada os debo; me debéis cuanto escriba,
a mi trabajo acudo, con mi dinero pago
el traje que me cubre y la mansión que habito,
el pan que me alimenta y el lecho en donde yago.

Y cuando llegue el día del último viaje,
y esté al partir la nave que nunca ha de tornar,
me encontraréis a bordo ligero de equipaje,
casi desnudo... como los hijos de la mar.





Antonio Machado, 1906


BLOGOCAMPAÑA CONTRA LA PORNOGRAFÍA INFANTIL

La pornografía infantil en la Red es una lacra imparable que ensucia nuestras vidas cada día. La presión policial con macroredadas no es suficiente para detener las malas prácticas de estos individuos, que actúan desde el anonimato que puede brindar la Red golpeando las vidas de cientos de niños, incluso bebés, en busca de un deseo sexual depravado y enfermizo. Por eso entre todos los internautas debemos ponernos manos a la obra y meter el máximo de ruido en el ciberespacio.

El objetivo de esta blogocampaña es que el próximo 20 de noviembre, Día Universal del Niño cientos de blogs escribamos un post en el que aparezca la frase: "Pornografía infantil NO", para sembrar los buscadores de Internet de severas críticas a esta vergüenza humana y social. De esta forma conseguiremos que las ciberbúsquedas de las palabras pornografía+infantil al menos golpeen las conciencias de tanto salido mental. En el post podéis colar términos de búsqueda empleados por los pederastas y pedófilos como "angels", "lolitas", "boylover", "preteens", "girllover", "childlover", "pedoboy", "boyboy", "fetishboy" o "feet boy" para llegar adonde queremos llegar.

¡PÁSALO!

Si quieres participar coloca este cartel-banner en tu blog disponible en idioma español, inglés, francés, italiano, portugués, gallego, catalán y euskera, difúndelo entre tus conocidos y escribe EL 20 DE NOVIEMBRE un post necesario para desinfectar todo lo posible la Red de todos:

http://lahuelladigital.blogspot.com/2008/10/arranca-la-blogocampaa-contra-el-porno.html



lunes, 17 de noviembre de 2008

Un video personal...

Preparé este video para el cumpleaños de mi amigo Joan Baeza. Creo que me salió bonito. Aquí va y lo comparto con ustedes. De paso, les hago un paseo turístico por Lima.
Marisol

De vez en cuando la vida...




Y nada... Tan solo un video de la canción de mi vida.






sábado, 1 de noviembre de 2008

El móvil de Hansel y Gretel


Anoche le contaba a la Nina un cuento infantil muy famoso, el Hansel y Gretel de los hermanos Grimm. En el momento más tenebroso de la aventura los niños descubren que unos pájaros se han comido las estratégicas bolitas de pan, un sistema muy simple que los hermanitos habían ideado para regresar a casa. Hansel y Gretel se descubren solos en el bosque, perdidos, y comienza a anochecer. Mi hija me dice, justo en ese punto de clímax narrativo: “No importa. Que lo llamen al papá por el móvil”.


Yo entonces pensé, por primera vez, que mi hija no tiene una noción de la vida ajena a la telefonía inalámbrica. Y al mismo tiempo descubrí qué espantosa resultaría la literatura —toda ella, en general— si el teléfono móvil hubiera existido siempre, como cree mi hija de cuatro años. Cuántos clásicos habrían perdido su nudo dramático, cuántas tramas hubieran muerto antes de nacer, y sobre todo qué fácil se habrían solucionado los intríngulis más célebres de las grandes historias de ficción.


Piense el lector, ahora mismo, en una historia clásica, en cualquiera que se le ocurra. Desde la Odisea hasta Pinocho, pasando por El viejo y el mar, Macbeth, El hombre de la esquina rosada o La familia de Pascual Duarte. No importa si el argumento es elevado o popular, no importa la época ni la geografía. Piense el lector, ahora mismo, en una historia clásica que conozca al dedillo, con introducción, con nudo y con desenlace. ¿Ya está? Muy bien. Ahora ponga un teléfono móvil en el bolsillo del protagonista. No un viejo aparato negro empotrado en una pared, sino un teléfono como los que existen hoy: con cobertura, con conexión a correo electrónico y chat, con saldo para enviar mensajes de texto y con la posibilidad de realizar llamadas internacionales cuatribanda.


¿Qué pasa con la historia elegida? ¿Funciona la trama como una seda, ahora que los personajes pueden llamarse desde cualquier sitio, ahora que tienen la opción de chatear, generar videoconferencias y enviarse mensajes de texto? ¿Verdad que no funciona un carajo? La Nina, sin darse cuenta, me abrió anoche la puerta a una teoría espeluznante: la telefonía inalámbrica va a hacer añicos las nuevas historias que narremos, las convertirá en anécdotas tecnológicas de calidad menor. Con un teléfono en las manos, por ejemplo, Penélope ya no espera con incertidumbre a que el guerrero Ulises regrese del combate. Con un móvil en la canasta, Caperucita alerta a la abuela a tiempo y la llegada del leñador no es necesaria. Con telefonito, el Coronel sí tiene quién le escriba algún mensaje, aunque fuese spam. Y Tom Sawyer no se pierde en el Mississippi, gracias al servicio de localización de personas de Telefónica. Y el chanchito de la casa de madera le avisa a su hermano que el lobo está yendo para allí. Y Gepetto recibe una alerta de la escuela, avisando que Pinocho no llegó por la mañana. Un enorme porcentaje de las historias escritas (o cantadas, o representadas) en los veinte siglos que anteceden al actual, han tenido como principal fuente de conflicto la distancia, el desencuentro y la incomunicación. Han podido existir gracias a la ausencia de telefonía móvil.


Ninguna historia de amor, por ejemplo, habría sido trágica o complicada, si los amantes esquivos hubieran tenido un teléfono en el bolsillo de la camisa. La historia romántica por excelencia (Romeo y Julieta, de Shakespeare) basa toda su tensión dramática final en una incomunicación fortuita: la amante finge un suicidio, el enamorado la cree muerta y se mata, y entonces ella, al despertar, se suicida de verdad. (Perdón por el espoiler.)


Si Julieta hubiese tenido teléfono móvil, le habría escrito un mensajito de texto a Romeo en el capítulo seis:

M HGO LA MUERTA,
PERO NO STOY MUERTA.
NO T PRCUPES
NIHGAS IDIOTCES.
BSO.

Y todo el grandísimo problemón dramático de los capítulos siguientes se habría evaporado. Las últimas cuarenta páginas de la obra no tendrían gollete, no se hubieran escrito nunca, si en la Verona del siglo catorce hubiera existido la promoción “Banda ancha móvil” de Movistar.

Muchas obras importantes, además, habrían tenido que cambiar su nombre por otros más adecuados. La tecnología, por ejemplo, habría desterrado por completo la soledad en Aracataca y entonces la novela de García Márquez se llamaría ’Cien años sin conexión’: narraría las aventuras de una familia en donde todos tienen el mismo nick (buendia23, a.buendia, aureliano_goodmornig) pero a nadie le funciona el messenger.


La famosa novela de James M. Cain —’El cartero llama dos veces’— escrita en 1934 y llevada más tarde al cine, se llamaría ’El gmail me duplica los correos entrantes’ y versaría sobre un marido cornudo que descubre (leyendo el historial de chat de su esposa) el romance de la joven adúltera con un forastero de malvivir.


Samuel Beckett habría tenido que cambiar el nombre de su famosa tragicomedia en dos actos por un título más acorde a los avances técnicos. Por ejemplo, ’Godot tiene el teléfono apagado o está fuera del área de cobertura’, la historia de dos hombres que esperan, en un páramo, la llegada de un tercero que no aparece nunca o que se quedó sin saldo.


En la obra ’El jotapegé de Dorian Grey’, Oscar Wilde contaría la historia de un joven que se mantiene siempre lozano y sin arrugas, en virtud a un pacto con Adobe Photoshop, mientras que en la carpeta Images de su teléfono una foto de su rostro se pixela sin remedio, paulatinamente, hasta perder definición.


La bruja del clásico ’Blancanieves’ no consultaría todas las noches al espejo sobre “quién es la mujer más bella del mundo”, porque el coste por llamada del oráculo sería de 1,90€ la conexión y 0,60€ el minuto; se contentaría con preguntarlo una o dos veces al mes. Y al final se cansaría.


También nosotros nos cansaríamos, nos aburriríamos, con estas historias de solución automática. Todas las intrigas, los secretos y los destiempos de la literatura (los grandes obstáculos que siempre generaron las grandes tramas) fracasarían en la era de la telefonía móvil y del wifi. Todo ese maravilloso cine romántico en el que, al final, el muchacho corre como loco por la ciudad, a contra reloj, porque su amada está a punto de tomar un avión, se soluciona hoy con un SMS de cuatro líneas. Ya no hay ese apuro cursi, ese remordimiento, aquella explicación que nunca llega; no hay que detener a los aviones ni cruzar los mares. No hay que dejar bolitas de pan en el bosque para recordar el camino de regreso a casa.


La telefonía inalámbrica —vino a decirme anoche la Nina, sin querer— nos va a entorpecer las historias que contemos de ahora en adelante. Las hará más tristes, menos sosegadas, mucho más predecibles.


Y me pregunto, ¿no estará acaso ocurriendo lo mismo con la vida real, no estaremos privándonos de aventuras novelescas por culpa de la conexión permanente? ¿Alguno de nosotros, alguna vez, correrá desesperado al aeropuerto para decirle a la mujer que ama que no suba a ese avión, que la vida es aquí y ahora? No. Le enviaremos un mensaje de texto lastimoso, un mensaje breve desde el sofá. Cuatro líneas con mayúsculas. Quizá le haremos una llamada perdida, y cruzaremos los dedos para que ella, la mujer amada, no tenga su telefonito en modo vibrador.


¿Para qué hacer el esfuerzo de vivir al borde de la aventura, si algo siempre nos va a interrumpir la incertidumbre? Una llamada a tiempo, un mensaje binario, una alarma. Nuestro cielo ya está infectado de señales y secretos: cuidado que el duque está yendo allí para matarte, ojo que la manzana está envenenada, no vuelvo esta noche a casa porque he bebido, si le das un beso a la muchacha se despierta y te ama. Papá, ven a buscarnos que unos pájaros se han comido las migas de pan.


Nuestras tramas están perdiendo el brillo —las escritas, las vividas, incluso las imaginadas— porque nos hemos convertido en héroes perezosos.

Hernán Casciari

miércoles, 8 de octubre de 2008

"No es nada personal"


Cada vez con más frecuencia escucho esta frase: “no es nada personal”.

La dicen los jefes, los periodistas, los comentaristas, los analíticos, los consultores, los matemáticos, los literatos, la gente, en fin… Y cuando la escucho o la leo, no puedo evitar hacerme la eterna pregunta: ¿Si el asunto no es personal cómo entonces actuar? ¿Cómo puedo responder o proceder si no me tomo las cosas como algo personal?

Si algo no soy en esta vida es imparcial y si eso conlleva ser emocionalmente inteligente, pues no cuenten conmigo, porque para mí todas las cosas que hago y digo son a título personal. No sé proceder de otra manera ni me interesa mucho aprenderla.

Quizá quien lea este garabato que intento pergeñar interprete que en mi estilo reina algo de intolerancia o de autosuficiencia, pero no es así. Simplemente considero que soy una persona que hace las cosas por y con entusiasmo. Claro está que para lavar una copa no necesito tener demasiado entusiasmo pero sí, para reaccionar en hechos, actitudes y transmisión de ideas, del dicho al hecho. De lo contrario, no podría hacer nada auténticamente bien, o auténticamente mal.

“Nada personal”… Frase vacía, pasiva, fría, que pone el brazo de distancia antes de que se produzca el acercamiento. Las ideas se van al diablo cuando aparece este comentario porque de ahí en adelante, todo lo que se pueda decir o hacer al respecto no tiene ningún sentido específico, strictu sensu.

Prefiero tomarme las cosas siempre como algo personal porque así es como corro el riesgo de vivir y acertar y equivocarme y rectificar. No hay nada más apasionante y que me entusiasme más que vivir así, a mi manera.

Sol O'Connor






domingo, 10 de agosto de 2008

El Vino



"Sí señor, sí señor...
El vino puede sacar
cosas que el hombre se calla...

Que deberían salir
cuando el hombre bebe agua.

Va buscando, pecho adentro,
por los silencios del alma
y les va poniendo voces
y los va haciendo palabras.

A veces saca una pena,
que por ser pena, es amarga
sobre su palco de fuego,
la pone a bailar descalza.

Baila y bailando se crece,
hasta que el vino se acaba
y entonces, vuelve la pena
a ser silencio del alma.

Sí, señor...
El vino puede sacar
cosas que el hombre se calla...

Cosas que queman por dentro,
cosas que pudren el alma
de los que bajan los ojos,
de los que esconden la cara.

El vino entonces, libera
la valentía encerrada
y los disfraza de machos,
como por arte de magia.

Y entonces, son bravucones,
hasta que el vino se acaba
pues del matón al cobarde,
solo media la resaca.

Sí, señor...
El vino puede sacar
cosas que el hombre se calla...

Cambia el prisma de las cosas
cuando más les hace falta
a los que llevan sus culpas
como una cruz a la espalda.

La impura se piensa pura,
como cuando era muchacha
y el astado regatea
la medida de su drama.

Y todo tiene colores
de castidad simulada,
pues siempre acaban el vino
y los dos, en la misma cama.

Sí, señor...
El vino puede sacar
cosas que el hombre se calla...

Pero... ¡qué lindo es el vino!
El que se bebe en la casa
del que está limpio por dentro
y tiene brillando el alma.

Que nunca le tiembla el pulso,
cuando pulsa una guitarra.
Que no le falta un amigo
ni noches para gastarlas.

Que cuando tiene un pecado,
siempre se nota en su cara...

Que bebe el vino por vino
y bebe el agua, por agua".

jueves, 12 de junio de 2008

GALEANO

Espejos
Los espejos están llenos de gente.
Los invisibles nos ven.
Los olvidados nos recuerdan.
Cuando nos vemos, los vemos.
Cuando nos vamos, ¿se van?
De deseo somos.
La vida, sin nombre, sin memoria, estaba sola.
Tenía manos, pero no tenía a quién tocar.
Tenía boca, pero no tenía con quién hablar.
La vida era una, y siendo una era ninguna.
Entonces el deseo disparó su arco.
Y la flecha del deseo partió la vida al medio, y la vida fue dos.
Los dos se encontraron y se rieron.
Les daba risa verse, y tocarse también.

Caminos de alta fiesta
¿Adán y Eva eran negros?
En África empezó el viaje humano en el mundo.
Desde allí emprendieron nuestros abuelos la conquista del planeta.
Los diversos caminos fundaron los diversos destinos, y el sol se ocupó del reparto de los olores.
Ahora las mujeres y los hombres, arcoiris de la tierra, tenemos más colores que el arcoiris del cielo; pero somos todos africanos emigrados.
Hasta los blancos blanquísimos vienen del África.
Quizá nos negamos a recordar nuestro origen común porque el racismo produce amnesia, o porque nos resulta imposible creer que en aquellos tiempos remotos el mundo entero era nuestro reino, inmenso mapa sin fronteras, y nuestras piernas eran el único pasaporte exigido.

El metelíos
Estaban separados el cielo y la tierra, el bien y el mal, el nacimiento y la muerte.
El día y la noche no se confundían y la mujer era mujer y el hombre, hombre.
Pero Exû, el bandido errante, se divertía, y se divierte todavía, armando prohibidos revoltijos.
Sus diabluras borran las fronteras y juntan lo que los dioses habían separado.
Por su obra y gracia, el sol se vuelve negro y la noche arde, y de los poros de los hombres brotan mujeres y las mujeres transpiran hombres.
Quien muere nace, quien nace muere, y en todo lo creado o por crear se mezclan el revés y el derecho, hasta que ya no se sabe quién es el mandante ni quién el mandado, ni dónde está el arriba, ni dónde el abajo.
Más tarde que temprano, el orden divino restablece sus jerarquías y sus geografías, y pone cada cosa en su lugar y a cada cual en lo suyo; pero más temprano que tarde reaparece la locura.
Entonces los dioses lamentan que el mundo sea tan ingobernable.

Cavernas
Las estalactitas cuelgan del techo.
Las estalagmitas crecen desde el suelo.
Todas son frágiles cristales, nacidos de la transpiración de la roca, en lo hondo de las cavernas que el agua y el tiempo han excavado en las montañas.
Las estalactitas y las estalagmitas llevan miles de años buscándose en la oscuridad, gota tras gota, unas bajando, otras subiendo.
Algunas demorarán un millón de años en tocarse.
Apuro, no tienen.

Fundación del Fuego
En la escuela me enseñaron que en el tiempo de las cavernas descubrimos el fuego frotando piedras o ramas.
Desde entonces, lo vengo intentando.
Nunca conseguí arrancar ni una humilde chispita.
Mi fracaso personal no me ha impedido agradecer los favores que el fuego nos hizo.
Nos defendió del frío y de las bestias enemigas, nos cocinó la comida, nos alumbró la noche y nos invitó a sentarnos, juntos, a su lado.

Fundación de la belleza
Están allí, pintadas en las paredes y en los techos de las cavernas.
Estas figuras, bisontes, alces, osos, caballos, águilas, mujeres, hombres, no tienen edad.
Han nacido hace miles y miles de años, pero nacen de nuevo cada vez que alguien las mira.
¿Cómo pudieron ellos, nuestros remotos abuelos, pintar de tan delicada manera?
¿Cómo pudieron ellos, esos brutos que a mano limpia peleaban contra las bestias, crear figuras tan llenas de gracia?
¿Cómo pudieron ellos dibujar esas líneas volanderas que escapan de la roca y se van al aire?
¿Cómo pudieron ellos...?
¿O eran ellas?

Verdores del Sáhara
En Tassili y otras comarcas del Sáhara, las pinturas rupestres nos ofrecen, desde hace unos seis mil años, estilizadas imágenes de vacas, toros, antílopes, jirafas, rinocerontes, elefantes...
¿Esos animales eran pura imaginación?
¿O bebían arena los habitantes del desierto?
¿Y qué comían?
¿Piedras?
El arte nos cuenta que el desierto no era desierto.
Sus lagos parecían mares y sus valles daban de pastar a los animales que tiempo después tuvieron que emigrar al sur, en busca del verdor perdido.
¿Cómo pudimos?
Ser boca o ser bocado, cazador o cazado.
Ésa era la cuestión.
Merecíamos desprecio, o a lo sumo lástima.
En la intemperie enemiga, nadie nos respetaba y nadie nos temía.
La noche y la selva nos daban terror.
Éramos los bichos más vulnerables de la zoología terrestre, cachorros inútiles, adultos pocacosa, sin garras, ni grandes colmillos, ni patas veloces.
Ni olfato largo.
Nuestra historia primera se nos pierde en la neblina.
Según parece, estábamos dedicados no más que a partir piedras y a repartir garrotazos.
Pero uno bien puede preguntarse: ¿No habremos sido capaces de sobrevivir, cuando sobrevivir era imposible, porque supimos defendernos juntos y compartir la comida?
Esta humanidad de ahora, esta civilización del sálvese quien pueda y cada cual a lo suyo, ¿habría durado algo más que un ratito en el mundo?

Edades
Nos ocurre antes de nacer.
En nuestros cuerpos, que empiezan a cobrar forma, aparece algo parecido a las branquias y también una especie de rabo.
Poco duran esos apéndices, que asoman y caen.
Esas efímeras apariciones, ¿nos cuentan que alguna vez fuimos peces y alguna vez fuimos monos?
¿Peces lanzados a la conquista de la tierra seca?
¿Monos que abandonaron la selva o fueron por ella abandonados?
Y el miedo que sentimos en la infancia, miedo de todo, miedo de nada,
¿nos cuenta que alguna vez tuvimos miedo de ser comidos?
El terror a la oscuridad y la angustia de la soledad,
¿nos recuerdan aquel antiguo desamparo?
Ya mayorcitos, los miedosos metemos miedo.
El cazado se ha hecho cazador, el bocado es boca.
Los monstruos que ayer nos acosaban son, hoy, nuestros prisioneros.
Habitan nuestros zoológicos y decoran nuestras banderas y nuestros himnos.

Eduardo Galeano

miércoles, 11 de junio de 2008

Señor morador,

Le informo que el contrato de alquiler que firmamos hace billones de años, está venciendo.
Precisamos renovarlo, pero tenemos que revisar algunos puntos fundamentales:

1 - Ud necesita pagar la cuenta de energía. Está muy alta! ¿Cómo gasta tanto?

2 - Antes yo le daba agua en abundancia, hoy no dispongo más de esta cantidad. Precisamos renegociar el uso.

3 - ¿Por qué ahora algunos comen lo suficiente, y otros están muriendo de hambre, si el campo es tan grande? ¡Si cuidara bien de la tierra, debería tener alimento para todos!

4 - Ud cortó los árboles que dan sombra, aire y equilibrio. El sol está muy caliente y el calor aumentó. ¡Usted debe replantar nuevamente!

5 - Todos los bichos y las plantas del inmenso jardín, deben ser cuidados y preservados. Busqué algunos animales, y no los encontré. Sé que cuando alquilé la casa ellos existían...

6 - No vi los peces que viven en los ríos y lagos. ¿Ustedes pescaron todos? ¿Dónde están?

7 - Necesitan verificar los colores extraños que hay en el cielo! ¡No veo el azul!

8 - Hablando de basura, qué suciedad, ¿eh? ¡Encontré objetos extraños por el camino! Telgopor, neumáticos, plásticos...

Bueno, es hora de que conversemos. Necesito saber si usted todavía quiere vivir aquí. Me gustaría que estuviera siempre conmigo, pero todo tiene un límite. Caso afirmativo, ¿qué puede usted hacer para cumplir el contrato? ¿Usted puede cambiar?

Aguardo respuestas y actitudes...

Su casera:
“LA TIERRA”

martes, 10 de junio de 2008

LA EÑE TAMBIÉN ES GENTE

La culpa es de los gnomos que nunca quisieron ser ñomos. Culpa tienen la nieve, la niebla, los nietos, los atenienses, el unicornio. Todos evasores de la eñe.

Señoras, señores, compañeros, ¡amados niños! ¡No nos dejemos arrebatar la eñe! Ya nos han birlado los signos de apertura de interrogación y admiración. Ya nos redujeron hasta el apócope. Ya nos han traducido el pochoclo. Y como éramos pocos, la abuelita informática ha parido un monstruoso # en lugar de la eñe con su gracioso peluquín, el ~.
¿Quieren decirme qué haremos con nuestros sueños?
Entre la fauna en peligro de extinción, ¿figuran los ñandúes y los ñacurutuces? En los pagos de Añatuya, ¿como cantarán Añoranzas? ¿A qué pobre barrigón fajaremos al ñudo? ¿Qué será del Año Nuevo, el tiempo de ñaupa, aquel tapado de armiño y la ñata contra el vidrio?

¿Y cómo graficaremos la más dulce consonante de la lengua guaraní?

"La ortografía también es gente", escribió Fernando Pessoa. Y, como la gente, sufre variadas discriminaciones. Hay signos y signos, unos blancos, altos y de ojos azules, como la W o la K. Otros, pobres morochos de Hispanoamérica, como la letrita segunda, la eñe, jamás considerada por los monóculos británicos, que está en peligro de pasar al bando de los desocupados después de rendir tantos servicios y no ser precisamente una letra ñoqui.

A barrerla, a borrarla, a sustituirla, dicen los perezosos manipuladores de las maquinitas, solo porque la ñ da un poco de trabajo. Pereza ideológica, hubiéramos dicho en la década del setenta.

Una letra española es un defecto más de los hispanos, esa raza impura formateada y escaneada también por pereza y comodidad. Nada de hondureños, salvadoreños, caribeños, panameños. ¡Impronunciables nativos! Sigamos siendo dueños de algo que nos pertenece, esa letra con caperuza, algo muy pequeño, pero menos ñoño de lo que parece. Algo importante, algo gente, algo alma y lengua, algo no descartable, algo propio y compartido porque así nos canta.

No faltará quien ofrezca soluciones absurdas: escribir con nuestro inolvidable César Bruto, compinche del maestro Oski. Ninios, suenios, otonio. Fantasía inexplicable que ya fue y preferimos no reanudar, salvo que la Madre Patria retroceda y vuelva a llamarse Hispania.

La supervivencia de esta letra nos atañe, sin distinción de sexos, credos ni programas de software. Luchemos para no añadir más leña a la hoguera donde se debate nuestro discriminado signo. Letra es sinónimo de carácter.

¡Avisémoslo al mundo entero por Internet! La eñe también es gente.

María Elena Walsh

EL VUELO DEL ABEJORRO

Anoche miraba por televisión un programa, trataba sobre el vuelo de los insectos y lo que pueden enseñarle al hombre respecto de la aerodinámica.

El programa mostraba el delicado vuelo de la mariposa, el sofisticado vuelo de mosca, el torpe volar de los escarabajos, el rítmico vuelode la abeja y el "imposible vuelo del abejorro".

Un ingeniero mecánico, especialista en aerodinámica decía que era imposible, desde la estructura corporal del abejorro, que éste pudiera volar: tiene una masa corporal demasiado grande para ser soportada por alas tan diminutas.

Con esas proporciones es imposible que ese "bicho" pueda volar. Habría que hacerle unas correcciones en su diseño estructural para que siquiera pueda sostenerse en el aire por unos cuantos segundos:

- Reducir su abdomen en un 40% de su tamaño.
- Agrandar sus alas en un 100%.
- Quitarle la vellosidad que lo caracteriza para que no oponga resistencia al aire.

Aún con estos cambios - decía el especialista - será un volador muy torpe y no podrá sostenerse durante mucho tiempo en el aire. Sin embargo, mientras el técnico se esforzaba por demostrar la imposibilidad del vuelo del abejorro, allí estaba este bicho negro, desproporcionado y peludo volando plácidamente contra toda ley aerodinámica, libando despreocupado el néctar de una flor.

Por fortuna el abejorro no ve Discovery Chanel, ni presta atención a los supuestos especialistas.

La enseñanza que me dejó este programa fue que, en último término, nosotros mismos tenemos el poder de decidir lo que creemos y esperamos de nosotros. No permitamos que nos pongan limitaciones sobre lo que podremos llegar a ser.

Es triste encontrarse con muchachos que se consideran torpes, o brutos, o malos, porque eso fue lo que escucharon constantemente delos labios de sus propios padres.

Aprendamos del abejorro: nadie se eleva más allá de sus propias expectativas. Si esperas poco de ti mismo, darás poco. Si piensas en grande, alcanzarás grandezas.

No les cortes las alas a tus seres queridos. Si les enseñas a soñar volarán muy alto y ¡quién sabe cuál será la próxima flor que visiten!

(desconozco su autor)

domingo, 8 de junio de 2008

Instrucciones para salvar el mundo

La última palabra
Entrevista a Rosa Montero por María Luisa del Río
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La escritora española conversó con Somos a propósito de su última novela, Instrucciones para salvar el mundo (Alfaguara). No tiene claro si es posible salvarlo, pero en eso anda.
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¿A qué le temes?
Personalmente, al dolor físico y a que a mi familia y mis amigos les suceda alguna desgracia. En general, me espanta la crueldad.

¿Cómo salvar al mundo?
Al mundo no hay quien lo salve, y si alguien dice que puede hacerlo lo mejor es salir corriendo lo más deprisa posible, porque los salvadores del mundo son los mayores asesinos de la historia. Lo que sí podemos hacer es intentar salvar o mejorar nuestro pequeño mundo.




¿Cómo pasas la noche?
A veces, se me dispara la cabeza y empiezo a martirizarme con pequeños problemas que, por las noches, adquieren dimensiones desmesuradas. Pero en esos momentos sirve de mucho ponerte a pensar en la novela que estás escribiendo.

¿Existe la literatura femenina?
Desde luego que no. Uno escribe desde todo lo que es, desde su lengua, sus lecturas, su edad, su situación social, económica, familiar: también, desde el hecho de ser hombre y mujer, pero ese es un ingrediente más entre cientos, y no se puede objetivar una literatura solo por el hecho del sexo. Por ejemplo, yo creo que hay más diferencia en la contemplación del mundo entre los autores y autoras que vienen de un medio rural y entre los que provienen de una gran ciudad, que entre los hombres y las mujeres.

¿Por qué tienes una salamandra tatuada en el brazo?
Me encantan los lagartos, son como los dragones de los cuentos infantiles pero de verdad, o como una miniatura de los dinosaurios, son bichos primordiales, antiguos, sabios. Además, la salamandra es un animal mágico que se supone que no se quema en el fuego (es mentira, es solo un mito, no se te ocurra lanzar una salamandra a las llamas) y viene a ser un mito de regeneración semejante al del ave fénix.



Dice en tu novela que el mundo se divide entre los que saben amar y los que no saben. ¿Cómo ama el que sabe y cómo actúa el que no sabe?
El que ama sabe que vive con los otros, sabe que el ser humano es un animal social y que la vida no merece la pena llamarse vida si no se vive con los demás. Es decir, posee empatía y puede ponerse en el lugar del otro. Y el que no sabe, solo se mira su propio ombligo.



¿De qué manera te engríes a ti misma?
Me engrío poco. Soy híper responsable, perfeccionista, bastante culposa y tiendo al caos y el estrés.



¿Cuánto te quieres a ti misma?
En eso sí que he llegado a cierta armonía, a aceptarme y quererme lo suficiente.



Decías, hace muchos años, a propósito de tu novela Pasiones, que mientras más individualista es una sociedad más necesita de la pasión. ¿Por qué lo dices?
Porque la pasión amorosa es una de las vías de trascendencia del yo, una vía poderosísima, y todos necesitamos salirnos de nosotros mismos porque al trascender nuestra individualidad somos eternos, al salir de nosotros nos escapamos de nuestra propia muerte, que siempre nos espera acurrucada en el fondo de nuestra soledad.



¿Has estado a punto de perder la cabeza por una gran pasión?
He perdido bastantes veces la cabeza por simples pasiones, pero ya hace tiempo.



¿Qué te entristece?
Como he dicho al principio, me entristece y angustia la crueldad humana.



¿Qué te hace reír?
Muchísimas cosas. A menudo la vida es un disparate desternillante.



¿De qué estás harta?
De mi dificultad para pararme, de mis nervios, de mi tendencia al estrés.



¿De qué te arrepientes?
De nada. No merece la pena. No se puede cambiar lo hecho.



¿Por qué te gusta ser mujer?
Porque ahora mismo estamos en general menos disociadas, menos arrasadas por el sexismo que los hombres.



¿Qué te falta?
Tiempo.



¿Qué te sobra?
Compromisos idiotas que no quiero hacer pero en los que me involucro tontamente.



Revista SOMOS, El Comercio
Lima, 7 de junio de 2008

jueves, 5 de junio de 2008

Voy a contaros un cuento...

Esta es la historia de una amiga virtual de Tarragona, que cayó en el mundo del alcoholismo y con ocasión de la jornada antidrogas "Estels de Vida" que se llevó a cabo el 2 de junio en Manresa, Cataluña, tuvo la oportunidad de contar su historia, que también es la historia de mucha gente. Le pedí permiso para compartir su testimonio, a lo que accedió enseguida, como quien desea que su experiencia sirva de ejemplo a quien está en el hoyo y no sabe cómo salir. Aquí va su historia, relatada por ella misma.
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Había una vez, una chica asustadiza y vergonzosa...
Creció siempre con el miedo en el cuerpo, si no era por una cosa era por otra. El entorno familiar era difícil, por decirlo de alguna manera suave... Siendo niña se aislaba de todo creando su propio mundo imaginario, esto le creó problemas. Al no entrar en el juego familiar se la tachó de “niña difícil”, nunca se dieron cuenta de que sufría y se rebelaba sin ella saberlo, ante el hostil y tenso ambiente que se vivía en su casa... La niña fue creciendo, siempre con miedo.
Llego la hora de estudiar en el instituto, el comportamiento con sus compañera era “huraño, de rabietas”... Cuando la que sigue siendo su mejor amiga, conseguía -después de mucho insistir- saber qué le pasaba, siempre había habido discusión familiar el día anterior.
En la adolescencia, seguía siendo considerada de igual manera, más todavía, pues la adolescencia de por sí ya es un periodo difícil.
Con solo 17 años, menor de edad en aquellos tiempos, empezó a frecuentar las discotecas, era toda una aventura, de forma clandestina para su familia acudía cada jueves por la tarde. Empezó a tomar contacto con los “cubatas”, aun siendo menor de edad. Allí entró en un mundo excitante y desconocido, conoció el juego del “tonteo” con los chicos y con el alcohol... Con el alcohol se evadía, se olvidaba por unas horas de los malos rollos. Se sentía “feliz”, y como todo drogadicto se engañaba a sí misma... Todo era ficticio; incluso llegó a “comprar” el cariño y la compañía de más de una persona, invitando, así no estaba “sola”...
Con 19 años trabajaba, su padre la había “enchufado” donde trabajaba él… Como siempre, le había solucionado el problema... La adolescente rebelde y atrevida en el mundo de la noche, empezó a tener problemas añadidos en casa, era un drama que la dejaran salir de noche; muchas veces salía igualmente, dando un portazo y dejando a sus padres gritando tras la puerta.
Empezaron los problemas con los chicos y con el alcohol... Tuvo más de un susto con los hombres, unos superables, pero una vez se arriesgó, iba tan borracha que sufrió una violación... Discoteca a diario por las noches, faltaba al trabajo, la resaca era diaria; a veces era tal la cantidad de alcohol que se había metido en el cuero que era imposible ir a trabajar... a punto estuvo de que la despidieran, pero su padre que tenía cierto cargo, lo arregló, como siempre...
Pasaron los años y la chica, ya no era tan joven, pero su ritmo de vida siguió. En muchos aspectos empeoró, empezó a contraer deudas, siguió con el consumo y los escarceos amorosos... Empezó una relación con un hombre casado... Su padre le solucionaba las deudas, ella se acostumbró a esto y esta actitud sobreprotectora de la “niña difícil” siguió hasta que el pobre falleció... Se metió por muchos caminos equivocados, algunos con monstruos muy peligrosos, pero ella no tenía miedo; el alcohol le enturbiaba la mente, pero le quitaba el miedo y se sentía “querida y admirada”, el alcohol la encerraba, sin ella saberlo, en una cárcel, creía que era libre y una mujer liberada. Llegó un momento en el que tocó fondo, era como si hubiese caído dentro de un pozo... Pero seguía consumiendo... Cuando iba a casa de su amiga, ella misma llevaba la botella de ginebra porque en esa casa no había, y esa botella le duraba para dos visitas a sus amigos... Empezó a vivir con un compañero de trabajo, creyó que se había enamorado... La relación fue un desastre y como siempre, para huir del desasosiego, se refugiaba en el alcohol cada vez consumiendo más...
Cuando tenía 39 años, su padre enfermó de cáncer de hígado, irreversible, el consumo de alcohol fue a más, para “olvidar”. Aunque siempre había discutido y peleado mucho con su padre, su muerte la sumió en una desesperación difícil de explicar con palabras. Le adoraba, siempre buscó que la quisiera por ella misma, ella intentó agradarle, esto no funcionó y ella creía que no la quería...
Luego se separó, y bebía cada vez más, empezaron las bajas laborales por depresión, pero no dejó de consumir. Reanudo la relación con el hombre casado, por lo que hubo de cambiar de ciudad. El consumo aumentó y mucho... Estaba muy sola, física y moralmente, y su amiga más íntima era la botella; empezó a consumir sola en casa, frecuentaba poco lugares públicos, cuando había dinero para bebidas destiladas, pues tomaba eso; cuando no, vino de tetra brick, daba igual.
Tenía ya casi 44 años y sin ella saberlo, el problema suyo con el alcohol era ya algo importante y alarmante. No recuerda cómo, pero un día lo habló con su médico de cabecera, este la aconsejó que fuese a Drogodependencias, a lo que ella se negó, todos los drogadictos dicen “yo puedo controlarlo”. Pero después de unos meses aceptó, el test que le hizo la doctora de Drogodependencias mostró una adicción muy grande y grave. Le propusieron ingresar en un centro (de la Generalitat). Como podrán imaginar, ella se negó… ¡alterada y ofendida!
A los 3 meses y presionada por su entorno aceptó el ingreso, su estancia en el Centro Terapéutico no fue fácil, se rebelaba contra el mundo y contra ella misma, hacía “pataletas”, como toda la vida, para llamar la atención, buscando ayuda y afecto desesperadamente, sin ser consciente de ello. Nunca había tenido normas ni reglas en su vida, y aceptar las del Centro no fue fácil... Pero siendo el tratamiento de 6 meses, ella pidió mas tiempo, estuvo 10 meses allí...
Queriendo o sin querer, había caído en trampas muy peligrosas, se había “enganchado” a cosas y a personas, y la situación era desesperada... Después de mucho tiempo recibiendo apoyo de amistades y profesionales, que no de la familia, empezó a ser otra, aunque ella no veía sus cambios y sus logros, ¡maldita autoestima! Llegó el momento de abandonar el Centro... estaba muy muy asustada, allí se sentía “protegida y entre algodones” y salir al mundo real la aterraba. ¿Quién la iba a escuchar?” “¿quién iba a estar a su lado a pesar de las rabietas y encima sin consumir?”... Pero actualmente está muy agradecida a las normas y a los profesionales que la ayudaron. Fue muy duro, lo fue por mucho tiempo. Todo el mundo decía que había cambiado mucho para mejor, pero ella seguía sin permitirse el lujo y el derecho a decir: “lo hago bien”... Necesitaba más tiempo, mucha paciencia por su parte y por parte de su entorno; el tiempo ha pasado y la autoestima ha mejorado bastante.
Hace 6 años y 10 días que no consume, y no siente el más mínimo deseo de hacerlo ni ante las adversidades grandes por las que ha pasado... pero llegar a esto fue una lucha mental muy agotadora, mucho...
Dejadme que empiece mi relato con la historia de Orfeo, perteneciente a la mitología griega. Es uno de los mitos más conocidos, filósofo, músico, poeta...
Cuentan que Orfeo tocaba y que los animales, hombres y dioses se quedaban embelesados escuchándole. Las mujeres le admiraban, pero solo una captó la atención del héroe, Eurídice. Nació un amor apasionado, llegando a casarse con ella. Pero no hay felicidad eterna.
Aristeo, un pastor, se encaprichó con ella, quien huyendo de él tuvo la mala suerte de ser mordida por una serpiente venenosa que le causó la muerte. No hubo lágrimas suficientes para consolar a Orfeo y una noche decidió que si hacía falta descendería él mismo a los infiernos para reclamar a su amada. Fue un viaje duro, tuvo que enfrentarse al guardián de la puerta de los infiernos, con su música consiguió dominarle como había hecho siempre; con su música y cantando sus penas descendió al submundo; así pudo regresar a Eurídice a la vida terrenal, con la condición de que caminase detrás de Orfeo y que este no volviese la vista para atrás hasta que estuviesen en el mundo de los vivos, en la superficie, a punto ya de llegar a la salida, cuando los primeros rayos de luz traspasaron las sombras, Eurídice dejó escapar un suspiro, aliviada, y Orfeo olvidó la orden de Hades y miró hacia atrás por un instante. Entonces su amada empezó a desvanecerse, pues la condición impuesta había sido violada y aunque Orfeo se lanzó sobre ella en un abrazo que la retuviera, no fue más que aire lo que estrechó entre sus brazos. Esperó Orfeo siete días con sus siete noches en el margen del lago, pero acabó viendo que era demasiado tarde para enmendar su error y marchó a vagabundear por los desiertos, sin apenas probar bocado, acompañado sólo por su lira y su música. Al cielo subió su música, transformándose en la constelación que lleva por nombre la Lira, que contiene la estrella Vega, una de las más brillantes del firmamento, como brillantes eran los ojos de su amada Eurídice, que tal vez siga esperándole aún en el infierno...
Ahora quiero comentaros porque os puse lo del mito de Orfeo.
El amor desenfrenado que Orfeo sentía por su esposa puede ser lo mismo que nuestro desenfreno personal, le obcecó, contra viento y marea luchó para salirse con la suya; le dieron una oportunidad que no supo aprovechar. Se arriesgó, jugó con su vida y con la de su esposa por una obsesión, como hacemos los drogadictos, nos dejamos llevar por el ímpetu y el querer las cosas a toda costa y… ¿qué hacemos cuando se nos da una oportunidad? Pues muchas veces la aprovechamos de la peor manera posible, al mito no le importaba el peligro como no nos importa cuando consumimos, es más, ni siquiera lo vemos o no queremos verlo; no aceptamos reglas ni advertencias, y si no las aceptamos, nos pasa lo que a nuestro héroe mitológico, nos pasamos el resto de vida que nos queda, a veces poco tiempo, vagando y en el mejor de los casos solo sobrevivimos. Su viaje fue duro como lo es el de las personas que queremos dejar nuestras adicciones, yo comparo este duro viaje con el “tratamiento”, una oportunidad que no todo el mundo tiene; una vez que entramos en el submundo debemos aprovechar todas las herramientas posibles para “salir al mundo de los vivos”, puede que si miramos atrás al salir del centro esa mirada se dirija adonde no debiera, al consumo que hemos podido dejar gracias a la estancia en el Centro. Si conseguimos salir de “los infiernos”, no miremos atrás ni para tomar impulso, no debemos olvidar pues esto nos mantendrá en guardia, pero no nos recreemos en lo que fuimos sino en lo que podemos ser... Que para nosotros y nosotras nunca sea demasiado tarde para enmendar los errores y mantengámonos firmes, aferrémonos a la vida que tiene cosas muy bellas. No podemos permitirnos vagar como almas en pena una vez superados los problemas de las adicciones, al contrario, hemos de vagar buscando enriquecernos como personas, que lo vivido en los infiernos nos dé fuerza para evitar regresar allí.
Encarna Ribera
Xerrada a Manresa
2-Juny-2008

sábado, 24 de mayo de 2008

Lima sexy y romántica

'Lima es sexy y romántica' palabras dichas por Bill Stubbs.

El presentador de TV estadounidense llegó para realizar un especial sobre Lima y mostrar las virtudes de la capital que quizá los limeños no apreciamos en el día a día.

¿Cuál es esa primera fotografía de nuestra capital que recuerda a su llegada?
El espectacular mar visto desde mi habitación del hotel (en el malecón de Miraflores). Como aterrizamos muy avanzada la noche, casi de madrugada, llegamos directo a dormir y no me fijé en las inmediaciones. Al día siguiente, cuando desperté, abrí las cortinas del cuarto y me encontré con esta increíble postal del océano... ¡Qué hermoso! Fue impactante, no me lo esperaba.

¿No esperaba ver el mar en Lima?
No. Ha sido muy diferente a mis expectativas. Uno no se imagina que en una ciudad que tiene 9 millones de habitantes se pueda disfrutar de la playa tan cerca. Me deleito viendo correr a la gente por el malecón en la mañana, y darme cuenta de que cruzando la acera se encuentran cafeterías y tiendas. El hecho de estar tan cerca del mar me hace ver a Lima, como la costa mediterránea, como Cannes.

Es posible que a los limeños les cueste entender su comparación...
Pues deben saber que para nosotros Lima es una ciudad sexy y romántica.

¿En qué consistirá el especial que harán de Lima?
En nuestros especiales elegimos un destino en el mundo, que venda lujo y hablamos de los mejores lugares que hay ahí para comprar, visitar, divertirse y comer. Por cierto que me encanta comer aquí, me parece una delicia lo que he probado, sobre todo los dulces.

¿Como así llegaron a incluirnos dentro de sus destinos de lujo, se puede categorizar a nuestra ciudad así?
Sin duda alguna. Lima es más conocida como un destino exótico, pero de hecho escuchábamos tanto de ella que nos parecía especial para realizar todo un programa. Porque cuando pensamos en el Perú lo relacionamos inmediatamente con sitios arqueológicos, y eso es exactamente lo que no queríamos visitar, queríamos mostrar la otra cara que el país tiene para ofrecer.

¿Como una cara más sofisticada?
Absolutamente. Y eso es lo que pretendíamos mostrar, no ir a Machu Picchu porque la gente cree que ese es el único destino en Perú, y nuestra intención es explotar la moda, el diseño, el sitio moderno, la movida nocturna y la gente.

¿Qué impresión se lleva de la gente?
¡Yo amo a esta gente! En nuestro programa estamos mostrando muchos personajes que nos encontramos en el camino, pero también gente que se ha hecho un nombre aquí y en el mundo ya sea por la gastronomía o el diseño.

¿Qué otros destinos han visitado para sus especiales?
Como referencia, hemos hecho estos especiales, tomando como centro a París, Londres, Nueva York y algunas ciudades más.

Dijo que nuestra ciudad le parecía romántica y sexy. ¿Por qué?
Es sexy porque es lo primero que se me viene a la mente cuando veo el océano mientras el sol se refleja en el mar. Es como una linda luna de miel. Y es romántica porque es un destino en el que la playa te invita a enamorarte.

¿Qué motivos dará en su programa para que nos visiten?
Son varios. Primero, es muy fácil llegar aquí porque es un destino cercano cuyo viaje toma en promedio siete horas (partiendo de Estados Unidos) y además no hay cambio de horario. Sientes que sales en la noche, duermes en el avión y al día siguiente ya estás listo para conocer. Ahí está el detalle más importante: hay mucho por conocer en poco tiempo. Yo creo que con cuatro días se hace turismo, se compra y, además, uno se divierte.

Usted ha visitado muchas ciudades. ¿Si le pedimos hacer un collage de ellas para representar a Lima, cuál sería?

Un pequeño Milán, por la ciudad.
Un poquito de Niza, en los Alpes marítimos.
En Francia, por la playa.
No le pondría Nueva York, pues la gente es muy cálida aquí, pero creo que tiene algo de ella.
Finalmente, un poquito de Los Ángeles.

Pero lo primero que me remite es al sur de Francia.

MÁS DATOS
El programa que conduce Bill Stubbs se llama 'A Moment of Luxury' ('Un momento de lujo'). El especial dedicado a Lima --que ya se terminó de filmar-- será emitido en junio por la cadena de televisión estadounidense PBS, que tiene presencia en el 99% de hogares estadounidenses. Stubbs dice que lo que más extrañará de Lima serán los postres de Sandra Plevisani, pues se enamoró de un dulce de mango con chocolate.

http://www.elcomercio.com.pe/edicionimpresa/Html/2008-03-19/lima-elegido-destino-lujo.html


lunes, 12 de mayo de 2008

BENDITAS FRUTAS

MEDICINA PREVENTIVA / ORTOMOLECULAR / NUTROLOGIA

La fruta es el alimento perfecto, requiere una mínima cantidad de energía para ser digerida y le da lo máximo a su cuerpo de retorno. Es el único alimento que hace trabajar a su cerebro. La fruta, es principalmente fructosa (que puede ser transformada con facilidad en glucosa). En la mayoría de las veces es 90-95% agua. Eso significa que ella está limpiando y alimentando al mismo tiempo. El único problema con las frutas, es que la mayoría de las personas no saben como comerlas, de forma de permitir que su cuerpo asimile efectivamente sus nutrientes. Se debe comer las frutas siempre con el estómago vacío. ¿Por qué? La razón es que las frutas en principio, no son digeridas en el estómago, son digeridas en el intestino delgado. Las frutas pasan rápidamente por el estómago, de ahí pasan al intestino, donde liberan sus azúcares. Mas si hubiere carne, papas o almidones en el estómago, las frutas quedan presas y ellas comienzan a fermentar. Si usted comió una fruta de postre, luego de una cena, y pasó el resto de la noche con pesadez en el estómago y un desagradable sabor en la boca, es porque usted no comió de la manera adecuada. Se debe comer las frutas, siempre con el estómago vacío.
Usted no debe tomar jugo envasado en lata o en recipientes de vidrio. ¿Por qué no? La mayoría de las veces el jugo es calentado en el proceso y su estructura original se vuelve ácida. ¿Desea hacer la más valiosa compra que pudiera? Compre un extractor. Usted podrá ingerir el jugo extraído con el extractor como si fuese fruta, con el estómago vacío. El jugo será digerido tan de prisa, que usted podrá comer un refrigerio quince o veinte minutos después. El Dr. William Castillo, jefe de la famosa clínica cardiológica Farmington de Massachusetts, declaró que la fruta es el mejor alimento que podemos comer para protegernos contra las enfermedades del corazón. Dice que las frutas contienen bioflavonoides, que evitan que la sangre se espese y obstruya las arterias. También fortalecen los vasos capilares, y los vasos capilares débiles casi siempre provocan sangrados internos y ataques cardíacos. Ahora, una cosa final que me gustaría que siempre mantuviese en su mente sobre las frutas:

¿Cómo se debe comenzar el día?
¿Qué se debe comer en el desayuno?
¿Usted piensa que es una buena idea salir de la cama y llenar su sistema con una tremenda cantidad de alimentos (principalmente café y pan blanco con mantequilla) que le llevará el día entero para digerir?

Claro que no. Lo que usted quiere es alguna cosa que sea de fácil digestión, frutas que el cuerpo puede absorber de inmediato y que ayuda a limpiarlo. Al levantarse, durante el día, o cuando sea confortablemente posible, coma sólo frutas frescas y jugos hechos en el momento. Mantenga este esquema hasta por lo menos el medio día, diariamente. Cuanto más tiempo queden solo las frutas en su cuerpo, mayor oportunidad de ayudar a limpiarlo. Si usted empieza a cambiar los 'hábitos' con los que acostumbra llenar su cuerpo al iniciar el día, sentirá un nuevo torrente de vitalidad y energía tan intensa que no lo podrá creer. Inténtelo durante los próximos diez días y véalo por si mismo.

Los chinos y los japoneses beben té caliente (de preferencia te verde) durante las comidas. Nunca agua helada o bebidas heladas. Deberíamos adoptar este hábito.

Los líquidos helados durante o después de las comidas, solidifican los componentes oleosos de los alimentos, retardando la digestión. Reaccionan con los ácidos digestivos y serán absorbidos por el intestino más rápido que los alimentos sólidos, demarcando el intestino y endureciendo las grasas, que permanecerán por más tiempo en el intestino. Déle valor a un té caliente, o hasta agua caliente después de una comida. Facilita la digestión y ablanda las grasas para ser expelidas más rápidamente, lo que también ayudará a adelgazar.

martes, 22 de abril de 2008

EN EL DÍA DE LA TIERRA

Navegando en el ciberespacio, en el portal de Terra encontré estas sencillas ideas, algunas de las cuales podríamos poner en práctica para contribuir a descontaminar nuestro hermoso planeta azul.


Usar focos fluorescentes
Las bombillas fluorescentes ahorran un alto porcentaje en el gasto de energía eléctrica en comparación con los focos incandescentes.

Secar la ropa al viento
Usar la lavadora llena -y no a medias- y secarla de manera natural, colgándola en una cuerda en lugar de una secadora puede reducir las emisiones de CO2 hasta en un 90%. Un estudio realizado por la Universidad de Cambridge reveló que el 60% de la energía asociada con una prende de vestir se gasta en lavado y secado.

Procurar vivir cerca al lugar de trabajo
Aunque no siempre es una opción accesible, lo recomendable es vivir cerca de la oficina en que se trabaja para dirigirse a ella a pie o en bicicleta. Esto no solo contribuirá con la salud, sino que reducirá las emisiones de gases de vehículos motorizados.

Desplazarse en bus
Utilizar el bus en lugar del auto propio, si se debe ir a un lugar muy apartado, evita multiplicar la contaminación por gases emitidos por los vehículos.

Pagar cuentas por Internet
Esta posibilidad permite ahorrar papel y evita la tala de árboles para producirlo. El usar la red también contribuye con la reducción del consumo de combustible y la emisión de gases de camiones y aviones que llevan cheques y facturas.

Abrir las ventanas
En el verano, en lugar de utilizar aire acondicionado, se recomienda abrir las ventanas. En el invierno se puede controlar el paso de viento en las ranuras de las puertas y ventanas para evitar el uso de la calefacción.

Ahorrar el agua
Además de ser consciente de la cantidad de agua utilizada para un baño, es recomendable instalar duchas ahorradoras y estar pendiente de posibles escapes para arreglarlos y evitar fugas. Al lavarse los dientes, utilizar un vaso y no dejar el caño abierto. Revisar que las llaves estén siempre bien cerradas.

Terra Perú / Agencias








jueves, 17 de abril de 2008

Desde el infierno

Deben de ser casi las 10 de la mañana. Digo "deben" porque no he traído reloj. Ni nada. Solo tengo en la mano mi DNI. Estoy vestida con una falda de tres tiempos, un polo sin mangas y un par de sandalias sin taco, según lo indican las reglas. Se acerca una mujer policía y me pide que estire el antebrazo derecho para estampar un sello redondo ilegible y con un plumón negro de punta gruesa, ya gastado por el uso, me escribe en la piel que soy la número 227. Sí. Y es que estoy en medio de la fila para entrar a la cárcel de mujeres. He venido con una amiga a visitar a alguien que por azar del destino y la tragedia cayó abruptamente en este submundo surrealista que puedo describir mejor si a la par imagino "El grito" de E. Munch.

Durante las siguientes horas me dispongo a ser una rea más porque así es como me siento y como se desenvuelve todo. He salido de mi burbuja para entrar en un lugar desconocido y hostil. Estoy de pie, afuera del penal, casi pegada a una sucia pared que si pudiera hablar seguramente nos contaría muchas tragedias. Me veo rodeada de todas estas mujeres a punto de ingresar a visitar a sus madres, hijas, hermanas, parientes, amigas... así, como yo. Aquí no existe cada una ni cada cual. Todas somos iguales.

Vamos entrando, de veinte en veinte. A este paso, calculo que tardaremos un poco más de una hora. Por fin se abre el portón metálico, entramos a una cancha que ya está copada de gente. Una policía nos ordena ahora que estiremos el brazo izquierdo para estamparnos otro sello redondo más grande, con un tampón cuya tela debe haber sido estebada muchas veces con tinta negra sacada de sabe Dios dónde y esta vez me mancha buena parte del antebrazo. El lugar no puede ser más deprimente. No ha pasado una mano de pintura por aquí desde hace mucho tiempo y la suciedad está presente en todos lados.

Llego a la "mesa de partes" que no es otra cosa que un tablón largo dividido en dos filas. Me acerco para llenar una ficha con mis datos personales y el nombre de la persona a la que voy a visitar, entregando mi DNI. La policía "recepcionista" vuelve a pedirme que estire el brazo izquierdo para que pueda anotar, esta vez con lapicero, el número de la casilla donde guardará mi identificación hasta la salida. Me doy cuenta de que acabo de convertirme en lo que siempre he detestado ser: un número más. Ahora soy la "80-B".

Estoy casi a punto de terminar las revisiones porque no he llevado nada para mi amiga; de lo contrario, tendría que haber hecho una nueva cola para que revisen cada alimento minuciosamente, oliendo y apretando la fruta, manoseando el pan, destapando y oliendo gaseosas, metiendo un palo de tejer dentro de las botellas de yogurt para verificar que no haya drogas, armas... En fin, recién estoy reconociendo el terreno y me siento algo tonta cuando pregunto a cuanta mujer me mira, cómo son las cosas por aquí.

Me toca la temida revisión personal. Entro en uno de los tres apartados malamente improvisados, hechos de triplay desgastado por el paso de los años, muy sucios por la ausencia de agua y detergente, que se cierran con una manoseada cortina roja. La policía procede a verificar con sus manos que no haya llevado nada dentro de mi ropa ni adherido al cuerpo. Al parecer, tengo suerte porque el procedimiento no me causa ninguna humillación personal y a los 15 segundos paso a formar la última fila para ingresar por fin al patio de visitas.

He perdido la noción del tiempo. Normalmente calculo bien la hora pero esta vez soy incapaz de hacerlo. No sé cuánto tiempo puede haber pasado... Deben ser las 11:30 de la mañana.

Entramos al corredor que nos lleva a nuestro destino. No puedo negar que me siento como si estuviera caminando hacia el cadalso, pero los nervios no me pueden traicionar porque mi angustia no les deja lugar. Aparece un gran patio lleno de mujeres de todas las razas, edades, colores, expresiones y sentimientos. Muchas están conversando con sus visitas sentadas alrededor de mesas de plástico blanco que tienen un hueco en el centro, hecho a la mala para poder colocar unas sombrillas azules de vieja armazón aunque más o menos limpias, a decir verdad. Otras, simplemente conversarán paradas porque no llegaron a tiempo para "comprar" un sitio.

En ese patio, todo servicio cuesta uno o dos soles. Pienso: "felizmente no es mucho dinero para comprar un poco de dignidad", pero luego me pongo en el lugar de aquellas presas que no tienen ese sol ni alguien que las visite ningún miércoles, sábado o domingo, y me vuelve la angustia. ¿Cómo vivir presa y dignamente en un lugar así? Hay talleres de artesanías y manualidades que les permiten olvidar por un momento sus penas y rebajar el tiempo de sus condenas. Imagino que si venden lo que ellas hacen, podrían agenciarse unos soles para no tener que tomar sopa aguada todas las noches y comer algo más agradable, por decir lo menos.

Previamente instruidas, le pedimos a una "llamadora" que ubique a nuestra amiga. Pega un grito destemplado con su nombre y la encuentra de inmediato. Ella nos mira con incredulidad. Nos abrazamos. Mientras tanto, la diligente llamadora nos consigue un par de sillas y una sombrilla azul para que podamos sentarnos a conversar con ella bajo el sol abrasador. Lo que sigue a continuación lo dejo en el ámbito de la privacidad.

Llega la hora de irnos. Nos despedimos porque van a ser las 12:30 de la tarde y si perdemos ese turno de salida no podremos retirarnos hasta las 2, porque una vez que has entrado al penal eres un número más y pase lo que pase, deberás permanecer en el recinto hasta que las supervisoras abran el portón, lo que ocurre cada tres horas y media. No hay lugar a claustrofobias. Las visitas empiezan a las 9 de la mañana y terminan a las 4 de la tarde, hora de la tercera y última salida.

Volvemos a hacer fila para salir del patio de visitas. El sol inclemente de Lima se niega a darse cuenta de que ya estamos en otoño y nos agobia. Nos encierran en un segundo patio donde esperamos media hora más para que nos trasladen hacia el corredor por donde ingresamos. Esta vez nos forman en tres filas. Las de la izquierda y derecha se sientan en bancas pegadas a la pared; a nosotras nos toca la fila del medio y con resignación esperamos de pie otra media hora para que abran la reja que nos llevará al portón inicial que habrá de llevarnos al mundo del cual salimos para entrar en este infierno. Llego a casa a las 2 de la tarde.

Solidaridad. Algo que va más allá de esta sordidez y me hace libre. Es impagable el valor de un abrazo sincero.
Volveré a visitarla una vez al mes.


Lima, 16 de abril de 2008
Marisol O'Connor

miércoles, 16 de abril de 2008

viernes, 11 de abril de 2008

DOS MARES

Hay dos mares en Palestina.

Uno es fresco y lleno de peces, hermosas plantas adornan sus orillas; los árboles extienden sus ramas sobre él y alargan sus sedientas raíces para beber sus saludables aguas y en sus playas los niños juegan.

El río Jordán hace este mar con burbujeantes aguas de las colinas, que ríen en el atardecer. los hombres construyen sus casas en la cercanía y los pájaros sus nidos y toda clase de vida es feliz de estar allí.

El río Jordán corre hacia el sur a otro mar, aquí no hay trazas de vida, ni murmullos de hojas, ni canto de pájaros, ni risas de niños.

Los viajeros escogen otra ruta, solamente por urgencia lo cruzan, el aire es espeso sobre sus aguas y ningún hombre ni bestias, ni aves la beben.

¿Qué hace esta gran diferencia entre mares vecinos?

No es el río Jordán. El lleva la misma agua a los dos. No es el suelo sobre el que están, ni el campo que los rodea.

La diferencia es ésta:

El Mar de Galilea recibe al río pero no lo retiene. Por cada gota que a él llega, otra sale.

El otro mar retiene su ingreso y cada gota que llega, allí queda.



Le llaman el Mar Muerto.

Mientras estés dormida

CONFESIÓN DE PERIODISTA. 'He sido muy racional toda mi vida y si pasaba algo era absoluta responsabilidad mía. Desordenada, pero responsable. Obsesiva con el trabajo siempre he sido, pero necesito la presión encima. Debe ser una especie de masoquismo. Me gusta meter el gol en el último minuto'.";

CÓMPLICES. Jimena era una rendida admiradora de Mario Vargas Llosa. Su esposo Juan Carlos la acompañó en todas sus militancias."

AMIGOS. Durante cinco años Jime fue una voz aguda y firme en el equipo de Contracorriente. Permítannos la licencia de decir: Ya te estamos extrañando."

IN MEMÓRIAM. El último texto que escribió Jimena Pinilla Cisneros fue la historia de un cazador de nazis que se creía Dios. Fue uno de los muchos relatos de una periodista apasionada que luchó hasta lo último por la vida. Lo que sigue es un recuerdo apretado de las imágenes que nos dejó. Disculpen la tristeza.

He sentido a la muerte cerca, muy cerca. Confieso que hubiera preferido mantenerla como una idea abstracta, que no me respire en la nuca ni me visite tan seguido. Pero su cercanía ha hecho que la vea como una realidad inexorable. Quizá, una de mis pocas certezas.(*)

Había una contradicción en ese cuerpo frágil que encerraba un espíritu de fuego. Jimena tenía 36 años, pero había vivido lo que alcanzaría para varias vidas. Era una periodista que se resistía a la precariedad de su salud. Alguna vez quiso ser publicista, pero al final tuvo la impresión de que dedicar sus fuerzas a vender productos resultaba un poco frívolo. Ella quería estar en contacto con la gente, sentir el pulso de los días. El periodismo fue su ruta natural.

Una vez le preguntaron qué era lo más duro de la profesión que había escogido y su respuesta no pudo estar mejor encarnada en quien la pronunciaba: "Un abogado se va de vacaciones y se olvida de las leyes, si un periodista pasa al costado de un accidente probablemente va a voltear para mirar qué pasó y si hay un atentado querrá estar en el lugar. En realidad nunca paras". Lo sabía bien a pesar de que sus compañeros de trabajo la regañaban para que no saliera a comisiones que pusieran en riesgo su salud. De haber sido por ella, se habría mandado mudar a la primera guerra que se presentara.

La muerte no tiene cara de mujer. Es más, no tiene cara de nadie. He estado cerca de ella y nunca le vi forma humana ni divina. Ni paz ni luz al final de un túnel oscuro. Ni guadaña ni cuerpo de esqueleto con capucha negra. Pelear contra esta fuerza sin forma ha sido para mí como vencer el sueño. Conseguí, gracias a no sé qué pacto, una tregua para seguir despierta. La vigilia se parece mucho a la vida, será por eso que me cuesta tanto echarme a dormir, me pregunto ahora cuando le gano horas a la noche para convertirla en una cómplice leal que no me traicione cuando cierre los ojos.

En compensación a sus restricciones físicas, Jimena poseía una mente rápida y contundente como una daga camino al blanco. "Con conocimiento de causa, debo decir que el ser humano así como todo lo aprende, todo lo pierde si no lo usa", escribió en el texto introductorio de "Me he sentado a caminar" (2003), un libro que recopila sus mejores entrevistas y crónicas publicadas en el diario El Comercio.

Una tarde de hace dos años, Miguel Ángel Cárdenas se sentó a su costado por primera vez. "Jorge Eduardo Eielson merece el Premio Nobel para Perú antes que Vargas Llosa", le murmuró casi como presentación sin saber las consecuencias: le dio taquicardia en los ojos, sintió arcadas en las manos y sus labios sulfuraron. Para Jimena, Mario Vargas Llosa era un santo agnóstico. Ella tenía tótems intocables y quien los profanaba se exponía a sus devotas discusiones. El amago de cólera se le pasaba enseguida, cuando se volvía consciente de su exacerbación y ya después --cuando uno se acostumbraba a sus apasionamientos-- era un reto y un inacabable placer 'picar' a esta mujer inteligente y desafiante con la que era un deleite conversar y aprender.

Fue esta meningitis la que destapó la olla. Tenía una enfermedad genética con nombre de trabalenguas: agamaglobulinemia. Por largo y complicado, parece inofensivo el nombrecito ese, pero soy testigo de sus maldades. Pocas defensas para protegerme de infecciones y virus galopantes. Esta vez, un travieso meningococo se me había metido al pulmón y sin nadie que lo marcara, el inquieto bichito había saltado hasta el cerebro. Una vez me dijeron que yo era como si metieras el motor de un carro Mercedes en la carrocería de un Tico.

Jimena era la más cerebral y huracanada fanática crema. ¿Por qué la 'U' y no Alianza Lima?, le preguntaban cuando se enteraban de su pasión futbolística. Y uno que esperaba una respuesta filosófica terminaba estrellado con su emotividad: "Porque mi abuelita era de la 'U' y las aficiones siempre son herencia". Después de su punto final siempre describía a la mamá de su mamá que se murió muy vieja y que solía escuchar los partidos de la radio, callando a todos para no perderse ningún detalle. Si la U perdía era por culpa del árbitro o del clima, nunca por el equipo. Lo mismo pensaba Jimena que postergaba reuniones si es que se jugaba un clásico o un partido de la selección del Perú.

Pero no solo su pasión por la 'U' marcó su vida. El amor por su flaco estaba por encima de todo y de todos. "Es un ancla importantísima. Es mi ángel", decía de Juan Carlos Belaúnde, a quien conoció en la Universidad de Lima. Él estudiaba Derecho, ella Ciencias de la Comunicación. Al 'galán de la pileta', que era como lo llamaba en privado, lo conquistó a punta de persistencia. Jimena reía cada vez que contaba como el 'pavo' de su marido no se daba por enterado de sus afanes. Ni siquiera cuando horneó unos 'brownies' por su cumpleaños, ella que ni sabía preparar un huevo frito. "Yo creía que el matrimonio era más complicado", aclaraba cuando repasaba su relación.

Amaba a Juan Carlos por su alegría permanente, por su pensamiento positivo. Y cada vez que Jimena despertaba de algún susto clínico, su fiel abogado estaba al pie de su cama junto a su madre Teresa y su corte de hermanos contándole las mil y una peripecias que pasaron mientras ella dormía. No tuvo hijos y quizá eso era lo que más le dolía, pero no le hizo falta. A cambio ganó un tropel de amigos incondicionales que le hicieron llevaderos los tormentos.

Si alguien se abatía por Jimena enferma, bastaba ver a Juan Carlos con la espada desenvainada para mantener la esperanza. Y tanto era su empeño que la penúltima vez convocó a los amigos más íntimos para hurdir la creación del libro recopilatorio. Ayer le cumplió la palabra. La despidió escuchando a Joaquín Sabina y conversando con los amigos que de tanto conocerla comprendieron que el cariño de Jimena se podía ganar o empatar, pero nunca perder. Si te lo ganabas, ella era capaz de hacer llover sables para protegerte. Eso era lo más encantador: que pese a su salud vulnerable y volátil, ella quería cuidar y no ser cuidada. El mayor tormento de Jimena, que había estado tantas veces cerca de la muerte, no era morir precisamente. Le asustaba más la partida de los que amaba que la suya propia.

Me habían dormido con morfina, me enteré después, de ahí esas luces psicodélicas que me nublaban la vista cuando intentaba despertarme. Había sufrido una seria infección y mientras mis pulmones se negaban a responder, todos los días aparecían en las radiografías con su peor sonrisa: borrosos, manchados e infectados, mi mente se encargó de inventar historias y personajes. Intermedios se llamaba la sala donde estuve a punto de morirme por tercera vez a los 33 años. Por cierto, un nombre muy apropiado para mi situación, retenida en un punto medio entre la vida y la muerte.

Una vez le preguntó a Chavela Vargas si le gustaba disparar sus pistolas. "Sí. Cuando hay un ruido raro, antes de preguntar yo disparo", le dijo la voz más dolorosa de Costa Rica. En Jimena el proceso era inverso: los disparos eran sus preguntas, por inquietantes o reveladoras. Luciano Benetton, el mundialmente famoso diseñador italiano, se ruborizó hasta taparse la cara con las manos cuando ella le preguntó cómo se había animado a posar desnudo. El polémico historiador Pablo Macera le contestó que la mentira más grande del siglo XX había sido la democracia. El presidente de la transición democrática Valentín Paniagua le confesó que si se llevaba bien con los jóvenes debía ser porque se sentía un abuelo no realizado, le faltaban nietos. En 1999 realizó una serie de entrevistas temáticas --junto con Julio Villanueva-- bajo el rótulo "El siglo en dos mil palabras". Se trataba de explicar, en diálogos con personajes destacados de diversas áreas, cómo había tropezado el mundo en ese tiempo. Podía notarse su afán por agotar los temas: cada personaje la llevaba a bucear en su vida hasta encontrar el último detalle, el cabo suelto final que le permitía comprenderlo. Solo entonces, cuando los entrevistaba, sabía por dónde indagar.

Jimena abordaba con la misma pasión a todos sus personajes. Podía ser la historia de amor en penumbras de una pareja de ciegos o el talento insomne de un niño pintor con síndrome de Down. Podía descubrir la sorprendente vida de un hombre que puso inyecciones durante 35 años o las mañanas atribuladas de dos ancianos vecinos a una cárcel, desde cuya casa se veía llegar en helicóptero al hombre más corrupto del Perú. Tenía una debilidad por los artesanos. El maestro retablista Jesús Urbano lloró con ella al contarle su historia y terminó invitándola a su cumpleaños. El pueblo de Sarhua, famoso por sus tablas pintadas, se sorprendió de verla llegar el año pasado con un balón de oxígeno para conocer su arte. Ayer, en su sepelio, el sonido de la gratitud se escuchó en quechua.

Hay quienes se afanan en encontrar razones divinas en mi recuperación y admito que la última vez hubo todo un conciliábulo celestial alrededor mío. Me envolvieron con la auténtica manta del Señor de Luren traída de Ica, me bendijeron con las lágrimas de la Virgen del Niño venidas desde Colombia, me estamparon la estampita de monseñor Escrivá en el velador y hasta hubo quien me quiso llevar danzates de tijeras para que me limpiaran de males. Pero, aunque suena a hereje o a ingrata, creo que estoy viva por razones más terrenales. Siempre me hablan de mi fuerza, pero eso no me convence, porque no creo que sea yo la fuerte. En todo caso, los fuertes son todas esas personas a mi alrededor que se han negado a dejarme morir. Si cabe una metáfora futbolística, es como si jugara siempre con un estadio repleto de personas haciéndome barra. En un escenario así sería incomprensible dejar de luchar.

(*) FRAGMENTOS DE "TESTIMONIO DE UNA SOBREVIVIENTE". JIMENA PINILLA. REVISTA "DIEZ". UNIVERSIDAD DE LIMA. NOVIEMBRE DEL 2004.

Miguel Ángel Cárdenas
M.David Hidalgo Vega
Milagros Leiva Gálvez